Nuestra sociedad, está rodeada de ídolos en los que fijarse; deportistas de élite, empresarios de éxito, científicos, médicos... ¿es positivo? Obviamente la respuesta general sería que sí, pero lo cierto es que solamente los tomamos como referencia por su éxito, sin ahondar en el cómo o el porqué.

No deberíamos utilizar la expresión "ser como", muy habitual en los niños como respuesta a la pregunta, ¿qué piensas de tu ídolo?

Un ídolo debería ser nuestro mentor, nuestro objetivo final no consistiría en ser como él, sino en qué nos aporta él.

Un mentor no querría que fuésemos copias suyas, sino todo lo contrario esponjas que absorban los conocimientos aprendidos y mezclarlos con la propia esencia original de la persona.

Para mí un ídolo es aquella persona cercana que nos enseña, que nos escucha; que nos muestra que es más importante el medio que el fin, o lo que es lo mismo el esfuerzo. Que está cuando caemos y que nos observa en la distancia cuando nos levantamos; por ello no hay mejor ídolo que una madre.