Entre tanto entretenimiento doméstico que ya no deja sitio para ideas o proyectos, cansados ya de tanto ingenio retórico y pirotecnia gesticulada, seguimos sin arreglar los desperfectos de lo que sería el nacimiento de la República Catalana y que nadie quiere mentar que sería de ese CF Barcelona. Va siendo hora de poner las cosas claras de una vez por todas y dejarnos de ir avanzando de mentira en mentira.

A pesar que los años me quitaron aquel ardor con que solía animarlo como buen "culé" que soy, aún de vez en cuando no pierdo de tirarle o aguantarle una puya a este o aquel camarero merengue -en este pueblo más de un 80% de los bares son blancos- para hacer más entretenida la consumición y que muchas veces raya y concluye en aforada discusión.

Si hay secesión -¡cuánto me gustaría que la sufrieran solo un par de años!- a la que yo ya me apunto a darles mi voto, me pregunto como muchos admiradores del Barça a lo largo de España lo tomarían, pues tendría que jugar con la Liga de Paisos Catalanes; contra el Español, el Europa, el Girona, etc., con todos los efectos económicos de la pela que ello conllevaría. El consuelo de un estadio lleno de esteladas compensaría tanto ardor patriótico.

Está claro que tendría que haber, como toda República que se precie, una Federación de Fútbol Catalana con todas sus consecuencias legales. Y a buen seguro que durante muchos años seguiría siendo el campeón de dichas ligas y Copa Republicana. La independencia tendrá que ser total, les guste o no, y de esto nadie habla. Ni, por lo que se ve y oye, tampoco quieren hablar.

Y definitivamente se habría ganado, bien ganado y merecido, el que el Barça es "més que un club, pero menys que un equip".