En estos días convulsos donde se cuestiona a los emigrantes y se quieren levantar muros, acaso no venga mal el recordar de dónde venimos. Desempolvar una memoria, no tan lejana, de nuestra emigración, de la emigración de los "gallegos". Emigración de fotos en blanco y negro.

Apoyados sobre las barandillas de un gran vapor, rostros serios y desencajados, algunos apretando la boca, haciendo inhumanos esfuerzos por no sucumbir, por no mostrarse débil ante sus padres, su mujer, sus hijos. Otros, ya vencidos y sin poder reprimir la emoción, absolutamente desbordados en lágrimas. Sobre el muelle, una joven madre con su pequeño hijo en brazos que, en desbordado lamento, alza su mano y su mirada hacia aquel barco, donde se amontonan las ilusiones de los que parten a la búsqueda de esa oportunidad que les facilite, a su regreso, una vida mejor para él y los suyos. Montones de almas en busca de un sueño. Madres con pañuelo negro atado a la cabeza al recuerdo del marido ausente, acaso una enfermedad, acaso una mala mar, se lo había llevado para siempre y que ahora, con el corazón partido, veían partir al hijo. Y pañuelos, muchos pañuelos blancos que, emocionados y hablando en el aire, decían hasta pronto. Tal vez otros más grises, intuyendo un adiós para siempre. Acaso se llamase el buque "Virgen de la Esperanza".

Sortear el destino. Echarle un pulso a la vida. Y cómo no hacerlo, cómo no intentarlo. El hambre, aliada de los sueños, es imparable. Sueños de regresar algún día, absolutamente ricos o simplemente aligerados de pobreza. Regresar como "indiano" aromatizado en tanto o vestido de habanera, aquel que un día partió solo y con el alma encogida, solo y desarrapado. Ejercer de "gallego" en tierra ajena y regresar algún día a la suya para morir en ella. Algunos que ya jamás volvieron, solo regresaron algunas cartas repletas de desbordadas ilusiones y anhelos. Sueños deshechos, sueños extraviados. Sueños truncados".

Solo ha cambiado la puesta en escena: Ahora el barco de vapor es una compañía "low cost" y la relación epistolar es el WhatsApp. Pero los sentimientos de ausencia siguen siendo los mismos. Siguen estando.