Es como un déjà vu, cada día se repite la misma historia en los telediarios pero en este caso la extraña sensación de haberlo vivido se convierte en real. Un día es Lucía, otro Diego, Jokin, Unai? Diferentes nombres para reflejar un problema que ha ido calando cada vez más hondo en la sociedad: el bullying. Lo preocupante es que llegará un día en el que deje de sorprendernos que un adolescente de 13 años, casi un niño, se quite la vida porque ya no soporta el acoso que sufre por parte de sus compañeros de clase. El patio del colegio se ha convertido en un juego de rol en el que siempre acaban perdiendo los diferentes, los raros, los débiles.

¿Qué ha cambiado? ¿Por qué se han multiplicado los casos de bullying en nuestro país? ¿Ha fracasado el sistema a la hora de abordar la convivencia en las aulas?

De pequeños todos hemos sido, en menor medida, Lucía, Diego, Jokin y Unai y también hemos estado del otro lado del juego. Pero el "son cosas de niños" ha adquirido una magnitud inexplicable. ¿Y qué podemos hacer para frenar este sinsentido? Esto no es un problema que suceda de la noche a la mañana, es un proceso largo y, sin embargo, nadie lo ve. Nadie es capaz de ver las llamadas de auxilio, ni padres ni profesores.

Mañana quizás sea Paula, Alba o Marcos y volveremos a vivir ese déjà vu que ya empieza a convertirse en una pesadilla.