"Le cogí la mano, le seguí hablando". Ésta es una de las frases pronunciadas por Miguel Carcaño, el asesino de Marta del Castillo, durante la reconstrucción de los hechos ante la Policía, cuando se derrumbó y confesó el crimen. Según explicó, le golpeó con un cenicero. Cuando se dio cuenta de que estaba muerta, se fue a otra habitación a llorar.

Carcaño recuerda la noche del 17 de febrero de 2009. En el vídeo, del que ayer emitió un adelanto el programa "Espejo público", admite que la golpeó con un cenicero de cristal de gran tamaño en la parte izquierda de su cara. "Le pequé así (en un lateral), pero no hice demasiada fuerza", admite en las imágenes.

Posteriormente regresó a la habitación para comprobar si la joven seguía con vida. "Miro si respira, si no respira... Le puse la cabeza en el pecho. No le escuchaba el corazón", confesó. Según su versión, entonces abandonó la habitación, se sentó en un rincón de otra sala y se puso a llorar. Más tarde, regresó de nuevo junto a la joven. "Le cogí la mano, le seguí hablando", relató.

Miguel Carcaño fue condenado a 21 años y tres meses de cárcel por el asesinato de la joven sevillana. Hasta ahora, ha dado siete localizaciones diferentes en las que se suponía que había escondido el cuerpo de Marta del Castillo, que sigue sin aparecer.

Su amigo "El Cuco", que quedó en libertad, y sus padres han sido citados por el Juzgado de instrucción número 2 de Sevilla, por falso testimonio en sus declaraciones durante el juicio.