Se ha jubilado el Dr. José Manuel de la Iglesia; triste nueva para la pléyade de pacientes que acudíamos a su clínica en Povisa. Cuando, como en el caso del Dr. De la Iglesia, el médico se halla en plenitud de facultades físicas, y arropa su acreditada capacidad científica con el gabán de la experiencia, resulta sorprendente que se prescinda de tan estimable bagaje. Aunque no nos guste, así está legislado y hay que acatarlo, pues sabido es que Dura lex, sed lex.

Supongo y deseo que el doctor permita que sigamos regocijándonos con su apoyo médico y exquisita amabilidad y que, a la gratitud por lo que nos aportó hasta ahora, añadamos las gracias por lo que va a venir.

Y que esta buena persona a la que deseamos que, en compañía de su esposa Blanca, disfrute del júbilo que se derive de jubilación y que, siguiendo en la brecha, nos depare sanos remedios y paz espiritual. Muchas gracias.