Hay gente que aparece en tu vida y deja huella, Pilar es una de esas personas, ejemplo de integridad y buen hacer.

La conocí después de una nefasta experiencia como docente, en la que sufrí las consecuencias de una mala dirección, y coincidimos en el mismo centro durante ocho años. Soy profesora de secundaria desde hace ya diecisiete años, curiosamente, Pilar también llevaba diecisiete años ejerciendo de directora de instituto, hasta que cesó el pasado 30 de junio en extrañas e indignantes circunstancias.

Desde el primer momento comprendí que otra manera de dirigir es posible y que autoridad no significa autoritarismo, se puede mandar desde el respeto tanto al alumnado como al profesorado. Siendo cercana, dialogando y comprendiendo a los alumnos, poniéndolos en su sitio cuando es necesario. Con sensibilidad para entender que no todos los adolescentes disfrutan de una buena situación familiar y económica, asumiendo la responsabilidad social de ayudar a los más desfavorecidos, brindándoles oportunidades dentro de lo posible. También, siempre desde el respeto, tratando los conflictos del profesorado, estando por encima de las luchas de egos, para que impere el sentido común y la solución correcta en las intrigas de la corte. Afrontando los problemas desde la serenidad, llevando el peso de la responsabilidad que supone tener a tu cargo a mil personas. Desarrollando el arte y la cultura, no siempre bien consideradas por la gente con estrechez de miras, lo digo con conocimiento de causa, desde la perspectiva de una profesora de dibujo. Apoyando a cualquier miembro de la comunidad educativa con iniciativas interesantes. Porque hay sitio para todos, por encima de ideologías y tendencias políticas y personales, todos reciben un trato justo.

En la enseñanza se trabaja con material sensible, alumnos, profesores, personal, familias, vidas y se necesita mucha inteligencia emocional, apertura de mente, tolerancia, sensatez, generosidad y trabajo duro para hacer bien tu labor. Personalmente, después de todo lo vivido, debido a mi tendencia natural a decir lo que pienso e ir de frente, estando en primera línea encajando tortas; me tranquiliza enormemente comprobar que existe gente como tú, Pilar, con esos valores tan necesarios. Muchísimas gracias por tu coherencia y tu trabajo, y a seguir en la lucha.