Nuestro idioma es, y ha sido siempre, rico, expresivo, brillante y con un gran prestigio literario. Todos hemos aprendido que la palabra hombre tomada en sentido amplio, se identifica con ser humano (varón y mujer). Se emplea con carácter restringido -refiriéndose solo al varón- cuando en el contexto no hay confusión ni duda en esa referencia concreta.

En Filosofía, al estudiar silogismos, decíamos: "Todos los hombres son mortales; Juan es hombre, luego Juan es mortal". Y no se nos ocurría preguntar: y las mujeres ¿no son mortales? (Dicen que "A buenos entendedores, pocas razones bastan". Pero dicen, también, que "el sentido común es el menos común de los sentidos?")

Una madre exclama: "Daría mi vida por mis hijos" Y ¿por sus hijas no? En un hospital los médicos se esmeran para que todos los pacientes estén bien atendidos. ¿Y las "pacientas"? En el Ejército ¿tendrán que referirse a los militares y "militaras"? ¿Por qué hablamos de emigrantes y no de "emigrantas"?

Siempre se ha entendido la referencia al juez y a la juez; pero ahora se habla de la jueza? Los pescadores capturan gran cantidad de peces. ¿Y las "pezas"? (Porque las sardinas y las merluzas se pueden ofender?).

Estamos llegando, con la obsesión feminista, a un grado de ridiculez que no tiene nombre. Hace unos días, en el Congreso, el señor Sánchez, en su afán de igualar géneros, después de aburrirnos hasta la saciedad repitiendo constantemente españoles y españolas, diputados y diputadas, nos sorprendió con un nosotros y nosotras (¡?). Y es que, a veces, el entusiasmo nos traiciona?

En el Credo decimos que el Señor "vendrá a juzgar a vivos y muertos"; (y vivas y muertas, ¿no serán juzgadas??). Cuando pedimos a Dios perdón por todos los pecadores ¿olvidamos a las pecadoras?

La penúltima estupidez es la de un alcalde que para aclararnos que los pasos de peatones, son también para las peatonas (cosa que nosotras hemos ignorado hasta ahora) pone en los semáforos un dibujito con faldas? (lo malo es que las que vistan pantalones no se sentirán aludidas y no sabrán qué hacer?). Y es que feminidad y feminismo no siempre se identifican. En cuanto a la alcaldesa Colau, rebasa nuestra capacidad de comprensión. Sus neologismos, merecen una glosa especial.

¡Por favor! Que la Real Academia de la Lengua haga algo a favor de los españoles (y españolas) sensatos (y sensatas?). Es urgente.