El acuerdo histórico al que llegaron PSOE y Ciudadanos marca un antes y un después de la política española, porque asistimos a una novedosa alianza democrática y con futuro.

Todo antes que pactar con Podemos, organización con ansias de poder que no corresponde a una visón acertada y congruente y con los tiempos que vivimos. Resalto que la cumbre alcanzada por estas formaciones responde a las exigencias y necesidades del país.

Así vistas las cosas, es de esperar un cambio paulatino en los modos y maneras de un comportamiento futuro que nos lleva por buen camino: democrático, social y económico, que a todos nos favorecerá. También patento que la actitud arrogante del presidente del Gobierno que no debe dejar pasar la oportunidad histórica de no impedir que la investidura sea alcanzable y no una quimera. Quiero significar por otra parte que en ningún momento desearía nuevas elecciones, tanto en cuanto no es él el indicado para formar un gobierno caducado.

Sería muy loable que permitan a otros hacer otra política no ajena al cambio. Así, pues, es necesario que se dejen de pamplinas y no den un paso al frente sin permitir a sus señorías para que ejerzan libremente su voto.

"La mala praxis conduce a errores fatales".