La corrupción afecta a los principales partidos políticos en España, pero es preciso recordar que la inmensa mayoría de los políticos españoles sirven al bien común con honestidad y generosidad. Las generalizaciones demagógicas sobre la corrupción responden a una simplificación inadmisible.

Pero la sucesión de casos de corrupción genera una indignación lógica, que el populismo aprovecha para vender sus fórmulas utópicas. No hay mejor respuesta a ese populismo que una lucha creíble y contundente contra la corrupción. Hay que encontrar soluciones nuevas, porque es urgente recuperar la credibilidad.