Los requerimientos del PNV, a los que habrá que sumar los de Compromís, las Mareas gallegas, Esquerra Republicana de Cataluña, y naturalmente Podemos, especialmente de Cataluña, suponen un riesgo continuo para la estabilidad institucional y para el crecimiento económico.

No obstante, o en todo caso, la unidad de España es la línea roja que los barones socialistas del comité federal le pusieron como condición a Sánchez para cualquier pacto.

Un cambio de criterio a estas alturas supondría la confirmación de que es capaz de abandonar cualquier tradición de su partido con tal de gobernar. Pero, además, gran parte de su electorado no entendería la sumisión a quienes quieren romper esa unidad. No sé de dónde saca él que el electorado socialista no entendería no gobernar con Podemos.