Hace demasiado tiempo que no os escribo una carta; podría pararme a pensar cuál fue la última? Pero casi no lo recuerdo, exactamente no podría decir qué edad tendría esa vez... Cierto es que nos hacemos grandes y olvidamos lo que nos llenaban de entusiasmo en nuestra infancia. Te haces mayor y olvidas ese niño que llevamos dentro de nosotros. Dejamos de creer en la magia de los acontecimientos. Pero hoy es buen día para recuperarla y escribiros unas líneas. No tengo claro si llegarán lejos o no? pero, primero, pedir disculpas por tanta dejadez durante este tiempo. Aunque lo fundamental de cuando te vas, es hallar el camino de vuelta. Así que espero que me perdonéis por tantos años de retraso?

Si vamos al meollo de la cuestión, no os pido grandes regalos, no tengo interés en tener tecnología de la manzanita mordisqueada, ni ropa de grandes marcas, nada de eso es lo que quiero. Creo que ninguno de esos regalos me aportaría nada. Además tengo claro que hay miles de cartas de todas las partes del mundo para leer antes del día de Reyes. Pero si en algún hueco, mis queridas Majestades, la leéis, pido que no haya más víctimas de violencia de género y que terminemos con esta lacra que se lleva por delante a mujeres, niños?; no más guerras ni atentados, no más odio entre razas y culturas, no más desahucios? y que a ningún niño le falte un juguete en esta noche mágica de Reyes. Pero ahora os pido un imposible. Aunque la respuesta la tenga yo:

Quiero por una vez más creer en la magia de ese niño que llevamos dentro. Me gustaría volver a tener a mi lado a mi abuelita, cierto es que un día partió muy lejos? pero lo que daría por pasar una tarde más charlando sobre infinidad de cosas. Poder decirte una vez más te quiero. Mi mejor regalo sería tenerte en casa, disfrutar de tu compañía con el abuelo. Que esa tristeza desapareciese y nos riésemos hasta la madrugada, como siempre hicimos. Cierto es que tengo al abuelo y que con sus ochenta y ocho primaveras va capeando la vida. He sido afortunada de teneros a mi lado, sois mi mejor regalo los dos. Cierto que la abuela ha partido, pero quiero pensar que se ha ido al cielo y que pronto vendrá, ya que se fue a buscar una estrella que le pedí para jugar.

Solo puedo decir que la magia del día de Reyes te enseñe a valorar esos pequeños regalos y a disfrutar de ellos durante mucho tiempo.