"Verbum caro factum est". Dios se hizo hombre para que el hombre se haga cada vez más semejante a Dios. Dios no se encarna en una persona del mundo, sino que es alguien que viene del Cielo, toma nuestra naturaleza humana y asume nuestra humanidad con todas sus consecuencias (alegrías y sufrimientos).

A partir del nacimiento del niño-Dios, el mundo se hace "cristiano"; a partir de este momento, tenemos dos opciones: seguir el camino de Cristo o el del mundo. Nuestro origen es divino, pero el influjo del pecado trata de imponernos el atractivo y tentativo mundo; es por ello que Dios, cuya esencia es amor, se hace hombre para ser nuestro camino, verdad y vida. En la encarnación, Dios nos busca, sale a nuestro encuentro, con la forma del ser humano más indefenso y débil, un bebé, para liberarnos de la tiranía de la mundanidad y sus ídolos.

La encarnación de Jesucristo nos orienta el camino a seguir; Él es nuestro guía y el Espíritu Santo es la fuerza impulsora que nos atrae a Él. ¡Feliz Navidad!