Los presos políticos saharauis son víctimas de una premeditada y estudiada negligencia médica en las cárceles marroquíes. Esta negligencia médica es un arma más dentro del genocidio que viene realizando Marruecos contra la población saharaui desde hace ya 40 años.

La desatención que sufren es alarmante. Existen casos de enfermos de asma que víctimas de continuas crisis llegan a esperar más de cinco horas a que le sea administrado oxígeno.

Otros que debido a las torturas a las que fueron y son sometidos sufren de lesiones en articulaciones y espalda, con intensos dolores, que necesitan de una intervención quirúrgica urgente, intervención que les es denegada por las autoridades marroquíes.

Algunos, los menos, que consiguen ser operados no reciben los cuidados postoperatorios y asistencia médica necesaria en estos casos.

Uno de los casos más graves es el del preso político Abdeljalil Laaroussi que sufre de continuas pérdidas de sangre desde hace tres años, diarrea, rotura de las dos rodillas, niveles de presión arterial que llegan a los 16/26, pérdidas de conciencia de varias horas, etc. Su cuadro clínico es muy grave y a pesar de internamientos varios sigue sin diagnóstico ni tratamiento adecuado.

Mohamed Bourial, otro preso político saharaui, se encuentra en huelga de hambre abierta desde el lunes día 28 de septiembre, exigiendo ser visto por un médico. Los médicos de la cárcel le han recetado más de 24 medicamentos simultaneamente,algunos con efectos contrarios y que no están prescritos para las enfermedades que sufre.

Marruecos ha ratificado las diferentes convenciones sobre las condiciones en las que deben ser tratados los presos, por lo que se le debe exigir el cumplimiento de las mismas y la aplicación de los estándares mínimos para los presos según las Naciones Unidas.

Es urgente reforzar la presión internacional exigiendo una visita médica independiente y una intervención urgente de la ONU para garantizar el derecho a la salud de los presos políticos saharauis y su liberación inmediata.