Señora María, es cierto que los funcionarios no siempre damos al público el servicio esperado y merecido, a veces por desidia del propio empleado y, algunas otras, por un funcionamiento que nos viene marcado desde arriba y ante el que poco podemos hacer.

Por lo que cuenta, usted se vio en el primer caso: el del empleado que establece un día para firmar por cuestiones prácticas, pero que no tiene un impedimento real para hacerlo cualquier otro día, salvo su comodidad de funcionario a lo vuelva usted mañana. Lamento que le haya ocurrido, que esto siga ocurriendo, y por eso la apoyo públicamente en la protesta que hace.

Sin embargo, no estoy de acuerdo cuando dice "no nos hacen un favor porque les pagamos entre todos" y sería bueno reflexionar sobre este tópico que usaban nuestros abuelos, repitieron nuestros padres y siguen arrojando a la cara personas jóvenes y con formación. Todos sabemos que hay dos tipos de ciudadanos en lo que a tributación se refiere:

A) los que tienen un trabajo, declaran escrupulosamente y, por tanto, ponen para lo público y B) los que no ponen casi nada y que podemos dividir en: los que no encuentran trabajo o lo tienen tan eventual que no pueden poner, muy a su pesar; los que solo conocen las palabras cotización y declaración a través de su cónyuge y confunden el que el Estado les dé unos derechos discriminatorios y basados en situaciones anacrónicas con el habérselos ganado personalmente; los que trabajan de extranjis y ni ponen para lo público ni tienen la intención de hacerlo (lo que no significa que no tengan la intención de usar lo público siempre que lo necesiten o les apetezca).

A pesar de esto, los funcionarios atendemos a todos, a los que contribuyen a pagar nuestro sueldo y a los que nunca lo hicieron ni lo harán. Y así debe ser.

Además, como a cualquier trabajador, nos aplican los descuentos de rigor en nuestras nóminas y pagamos los mismos impuestos que los demás, con los que costeamos los servicios públicos, no solo del grupo A, sino también del B. Y así debe ser también.

Así que ¿de verdad que a los funcionarios nos pagan entre todos?, ¿a ver si solo van a ser algunos y los mismos de siempre? Si echamos cuentas realistas ¿quién paga a veces más a quién? Claro que no les hacemos ningún favor, pero no porque sea cierto que nos pagan entre todos, sino porque es nuestra obligación atender al que nos paga y al que no lo hace. Y no me dirá que, visto así, el cuento no cambia ¡y mucho!