Días de mucho tráfico, autopistas con un volumen de coches inusual y cabinas de peaje con colas de 10 a 15 coches. Esa última imagen es la que vi cuando iba reduciendo de velocidad al llegar al peaje, pero en el afán de situarme en un carril que tuviera pocos coches, vi la cabina del extremo derecho que no tenía ninguno, y como su luz verde estaba encendida, fui hacia ella como si no hubiera mañana y que nadie se diera cuenta para que no se me adelantara, a la vez que iba pensando qué motivo podía haber para que no hubiera ningún coche en ella, y así fue como me acordé de Vicente, cómo no, allí es a donde va la gente. Por eso a unas cabinas van todos y a otras casi nadie, quizá porque el que va a la que está vacía no se llama Vicente.

A algunos nos produce bienestar, o hasta subidón, ser los primeros o salir antes del peaje al que otros llegaron primero. Por eso el humor se me alegró repentinamente al rebasar a tantos coches y al llegar le dije a la joven cajera del peaje, sonriendo y señalando las colas de las demás cabinas:

-Hola, y tú... ¿qué has hecho para que nadie te quiera?

A lo que ella respondió sorprendida y rápida:

-Pues no lo sé... pero no viene nadie... ¡así me aburro!

Y echando unas risas, me dio la vuelta del billete y se despidió diciendo:

-Y... muchas gracias por haber venido por ésta (cabina).

Yo también me despedí exclamando:

-¡No saben todos éstos lo que se pierden...!

Y ahí cada uno interpretaría qué es lo que se perdían los demás... quizá la sonrisa agradable de la cajera, quizá salir de primeros del peaje... porque lo de ser los primeros.. .es que va en nuestros genes: todos estamos aquí porque un día corrimos más que los demás y fuimos los primeros. Por eso algunos necesitamos escoger la fila de la caja del supermercado que va más rápido, o aparcar a la puerta del sitio a donde vamos. Y aunque muchos no lo crean, hay una técnica, más bien un "secreto", para salir del peaje antes que otros que ya estaban en él, o colocarse en la fila más rápida del súper, o aparcar a la puerta.

Sin embargo esto no se puede contar gratuitamente, si acaso algún día podrá ser la temática de un libro... ¡quién sabe si lo escribiré, o tan solo dejaré ese saber como un legado, o como herencia! Eso sí, una pista se puede dar: el sabio Rey Salomón de Israel, sobre el año 1000 antes de Cristo, dijo lo que leemos en una recopilación de sus escritos: "no es del veloz la carrera, ni de los poderosos la batalla..." y a partir de ahí está la clave de lo que no hace falta para ganar; de nosotros depende encontrarlo.

En ocasiones puede que queramos destacar en algo, aunque sea interiormente o "ser así o asá". Hasta cuando no levantábamos mucho más de un metro del suelo ya teníamos en la boca aquella expresión: "¡llegué de primer!". Y qué gusto seguir llevando ese niño dentro, que cuando consigue adelantarse a todos los demás en el peaje, hace la "V" con los dedos índice y corazón sin que lo vean otros y dice: "¡llegué de primer!". Y luego ese niño se va cantando el "we are the champions" hacia el fondo de nuestro interior... mientras seguimos ejerciendo de mayores hasta que volvemos a llamar al niño para encontrarnos con nuestro otro yo y pasarlo bien. Eso sí, el niño no es el maleducado sino el inocente, simpático y bien enseñado.