El referéndum sobre la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda se saldó con la permisividad de la unión entre personas del mismo sexo con rango de matrimonio.

Los seres humanos se distinguen entre hombres y mujeres; el matrimonio es la unión de un hombre y una mujer, nunca la unión de tendencias o inclinaciones sexuales. El matrimonio entre homosexuales con sus correspondientes actos sexuales contraviene la ley natural; es antinatural y contrario al bien común llamar matrimonio a lo que por naturaleza es imposible que lo sea. El fin natural del matrimonio es ser padres (padre y madre) en una relación basada en el amor, el compromiso y la responsabilidad; la unión sexual entre dos personas del mismo sexo imposibilita engendrar naturalmente un ser humano. Un niño no es una mercancía a disposición de cualquier opción caprichosa; la voluntad de desear y satisfacer el deseo de ser padres conllevaría a la utilización de la detestable elección de "vientres de alquiler",a fabricar niños en laboratorios o a la adopción. De esta manera se contamina la sociedad de indignidad y se le causa al niño (necesitado de un padre y de una madre) graves problemas psicológicos.

Ser comprensivos con los seres humanos que tienen inclinaciones homosexuales no justifica serlo con las actuaciones homosexuales. Muchos de los primeros luchan por dominar su voluntad, por ordenar sus actos y merecen todo el respeto que lleva inherente su dignidad humana. Los segundos, bajo el pretexto de la "discriminación sexual", tratan de imponer su "orgullo" y que sus actuaciones se consideren como una alternativa más.

Según Cicerón "no hay nada más absurdo que creer que todas las leyes o instituciones son justas. Hay que distinguir entre la ley buena y la ley mala, distinción que sólo puede hacerse desde el criterio de la Naturaleza. Tomás de Aquino afirma que "sólo la conexión con la ley natural otorga a las leyes humanas su legitimidad." La ley humana sólo es justa cuando respeta la ley natural, que está por encima de las preferencias del sujeto. Contra esta verdad se alza el relativismo. Corromper el concepto de matrimonio es destruir la familia y esto conlleva a la dictadura del relativismo, a la destrucción del orden natural y al triunfo de Nietzsche: "Habría que intentar asociar la mala conciencia a todo lo que se oponga a los instintos de nuestra animalidad natural". Las leyes humanas nunca podrán dominar la Naturaleza; aunque se aprobara una ley que permitiera volar a los perros, a estos jamás le saldrían alas para hacerlo.