Sr. Alcalde: Aunque no fue mi voto el que propició que usted presida el Concello de Vilagarcía de Arousa desde Ravella, permítame transmitirle mi sincera felicitación y el deseo de que logre aquellos objetivos que redunden en beneficio de esta ciudad y de sus habitantes.

Como vilagarciano nativo, 'cosecha' 1943, espero de mi alcalde que sea receptivo a las demandas de sus convecinos, priorizando, en tiempo y orden, aquellas consideradas de interés general. Y, como práctica de saludable convivencia, sería deseable que las decisiones se tomen en un marco de consenso con las demás formaciones políticas. Y, cuando proceda, también con aquellas organizaciones ciudadanas que lo requieran.

Durante esta legislatura que comienza, es indudable que tendrá que asumir compromisos adquiridos por el anterior Gobierno Municipal, aunque no sean de su agrado, porque van incluidos en la herencia recibida, y son parte de las reglas del juego democrático. Del mismo modo, inevitablemente, surgirán nuevos asuntos, nuevas iniciativas y proyectos. Nuevos retos que afrontar. Y no será tarea fácil llevarlos a término, condicionados por la asfixiante precariedad económica en la que estamos inmersos. Los ciudadanos lo comprenderemos y no demandaremos tareas imposibles. Pero sí le exigiremos transparencia en su gestión. Que nos diga siempre la verdad, sin circunloquios ni subterfugios, sin metáforas ni eufemismos, sin palabras vacías que disfracen la realidad. Estaremos atentos y vigilantes para que cumpla sus promesas electorales. Pero puede tener la absoluta certeza de que gozará de nuestro reconocimiento por su trabajo y dedicación. Y celebraremos sus éxitos; ya que, de alguna manera, también serán los nuestros.

Espero que todas aquellas iniciativas y propuestas que ponga sobre la mesa, se correspondan con necesidades reales y no con proyectos totalmente prescindibles. Espero, también, que no caiga en el error de dejarse llevar por la inercia de acometer infraestructuras innecesarias e inútiles, que siempre alimentaron la cultura del despilfarro de dinero público.

Finalmente, le ruego que, en la medida de lo posible, preste la debida atención a las necesidades de los económicamente débiles, para permitirles vivir con la dignidad a la que todo ciudadano tiene derecho. Áreas tan sensibles como Servicios Sociales, Empleo, Educación y Sanidad, han de tener un lugar preferente en su agenda de prioridades.

Si he conseguido que haya llegado hasta aquí en la lectura de esta carta, retórica y reivindicativa, consideraré cumplido mi objetivo de atraer su atención. Dicho lo cual, permítame la siguiente cita del insigne político y estadista británico, Sir Winston Churchill: 'La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás'. Muy atentamente.