He aquí uno de los muchos ourensanos que dieron lustre a la sociedad viguesa, hombre de una inusual inteligencia y capacidad de iniciativa, fundador del colectivo Delafarma que aglutinó y organizó a los profesionales de la visita médica que ejercíamos en nuestra ciudad de forma un tanto anárquica, mejorando considerablemente la relación médico-visitador y de cuya relación he recibido no pocos beneficios gracias a sus inapreciables consejos. Fue, sin duda, un maestro vocacional y un líder nato merecedor de todo reconocimiento, que dignificó la profesión situándola a la mayor altura. Hombre de sólidas convicciones y enorme capacidad de trabajo y una de las personas merecedoras de un reconocimiento de nuestra sociedad.