Soy vecina del barrio de la Esparela, en la parroquia de Borreiros. Desde que nací este barrio, como los demás, ha crecido con el paso del tiempo. De mi infancia recuerdo que aquí solo existían estrechos caminos de tierra, que poco a poco se fueron ampliando y asfaltando, como es lógico, y para comodidad de todos los vecinos.

Lo que ya no es tan lógico es que nuestras carreteras de a pie, donde cada vecino desea salir a caminar, bien para hacer la compra diaria, o bien para dar un simple paseo, se hayan convertido en auténticas "autopistas" por la velocidad con la que circulan los vehículos a las puertas de nuestras casas, convirtiendo nuestro caminar por las orillas de la calzada en un auténtico "suicidio".

Más de una vez he tenido que tirarme contra la cuneta (dado que no hay arcenes) para no ser atropellada por los que con sus vehículos no respetan la vida de los demás e ignoran por completo las escasas señales de límite de velocidad que en el barrio tenemos.

Si a esto le añadimos el deficiente alumbrado público al llegar la noche se hace imposible y peligrosísimo el caminar por esta carretera. En numerosas ocasiones, y por las mismas quejas, he solicitado al concello la colocación de bandas reductoras de velocidad, como ya existen en otros lugares para obligar a los vehículos a circular más despacio.

De tales quejas, la única respuesta que he recibido del concello es "que no se pueden colocar porque no existen aceras" (la pescadilla que se muerde la cola).

Ante esa imposibilidad humildemente propongo, como idea, que pinten un cebreado estrecho a lo largo de toda la carretera y por un solo lado, e incluso colocar unos pivotes de separación para mayor seguridad de los peatones, algo que ya existe en otros ayuntamientos cercanos.

Sé que éste es un problema muy común y que existe en muchos lugares, pero creo que en este barrio el problema es mayor, sobre todo los fines de semana. La noche del sábado 2 de marzo, a las cinco de la mañana, se produjo un accidente de circulación, aquí mismo, con resultado de varios heridos y un vehículo volcado en la carretera. Esto es lo habitual, dado que los conductores que vienen de fiesta, y en no buenas condiciones para conducir, la utilizan como vía de escape a los controles de alcoholemia que realiza la policía, y lo hacen de madrugada y a velocidades altísimas, despertando y perturbando el sueño de los vecinos.

Por estos motivos le quiero decir al alcalde de Gondomar que aunque este barrio esté situado en un extremo de la localidad, pertenecemos al mismo concello, ese del que Vd. es el alcalde, y lo es para las diez parroquias, no se olvide de eso. Esperemos que no tenga que ocurrir una desgracia mayor para que nos presten un mínimo de atención. Y recordarle que ante todo tenemos prioridad las personas, no las máquinas (coches).

Solución, por favor.