No es la primera vez que me ocupo de este tema, ya que lo hice en la prensa en dos artículos anteriores (con el planteamiento -y que mantengo- de que en una guerra civil no hay vencedores ni vencidos, y que todos juntos deben plantearse la reconstrucción material y moral de la nación), ya que es tema preocupante, por lo que representa el remover los rescoldos de la Guerra Civil de 1936, y sacar a relucir desde un punto de confrontación con los que participaron en los indicados acontecimientos y colectivamente, porque es mantener vivo un acontecimiento histórico ya superado, que hay que dejar en manos de historiadores y ensayistas; un enfrentamiento fratricida entre las generaciones de los años 1936-1939 (se cometieron crímenes por ambos bandos y las persecuciones están fundamentadas documentalmente. Además, la Guerra Civil española fue objeto de muchos exámenes por diversos autores nacionales y extranjeros, con los actos de ambas partes, y cabe recordar entre estos últimos, por su imparcialidad, a por ejemplo Gabriele Ranzato, Stanley Payne, Hugh Tomas, Gabriel Jackson, Edward Malefaquis, Ronald Fraser, Bartolome Bennassar. Y lo hago ahora porque cayó en mis manos un resumen del libro de Nicolás Sánchez Albornoz "Cárceles y Exilios", sobre la resistencia al dictador, que explica que los países no pueden madurar políticamente si no conocen su pasado, y que pretende desenmascarar el asunto y condenar a los responsables formalmente. Y en el que le parece insuficiente la Ley de la Memoria Histórica.

Sánchez Albornoz dice que España habría vivido mejor si no hubiera padecido los 40 años de franquismo, no se puede examinar un tema partiendo de una hipótesis sino la realidad que aconteció. No se puede reformular la historia: este planteamiento me recuerda a muchos artículos publicados en la transición, en el postfranquismo. Por ejemplo, planteamientos como que la República hubiese ganado la Guerra Civil; qué hubiese pasado si España no fuese neutral en la Guerra Mundial y se hubiese unido a los denominados aliados. Todo se presentaba como un paraíso idílico si se hubiese acontecido como planteaban, y, como digo, hay que partir de los hechos y cómo fueron realmente, y no fabular con lo que podría haber pasado.

Se repartieron muchos miles de euros con motivo de la Memoria Histórica siendo presidente Rodríguez Zapatero, además de destinarse a abrir tumbas del bando republicano -que es un fin elogiable el que se quiera encontrar a los fallecidos-, pero fueron a parar a fundaciones relacionadas con el PSOE, Izquierda Republicana de Cataluña y asociaciones relacionadas con los sindicatos; y que se utilizaron en un fomento de lo que se denomina guerra civilismo y contribuyó a crear un clima de enfrentamiento y no de reconciliación y olvido de la Guerra Civil.

Repito, que la Guerra Civil debe verse como un lejano hecho histórico y sacar las conclusiones para que no se vuelva a repetir. Para describirlo gráficamente, nada mejor que acudir a otra viñeta de Mingote, que resume el tema y tiene mucha profundidad, publicada el 12 de abril de 2010, en que dos personas por edad de la generación del 36, sentadas en un banco de un parque público, comentaba uno de ellos: "Primero fusilaron al boticario, luego llegaron los otros y fusilaron al maestro", y le contestaba el otro: "Creo recordar que fue al revés", y volvía a intervenir el primero: "Aunque tampoco yo estoy muy seguro".

El PP es contrario a remover la memoria histórica y no votó a favor de la misma, y, en cambio, de momento no tomó ninguna medida para su derogación y estimó que debe hacerse así por lo que expongo anteriormente, y por lo que voy a manifestar a continuación:

-La Ley 52/2007, de 26 de diciembre, conocida como Ley de la Memoria Histórica, es contraria a la Ley 1/1997, de 4 de enero, para la Reforma Política, aprobaba en referéndum por el pueblo español y que dio lugar a la Constitución Española; la Ley de la Memoria Histórica es contraria también a la Constitución, a lo expuesto en el preámbulo de la misma, cuando proclama su voluntad de "garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes".

La Ley de la Memoria Histórica, partiendo de una exposición de motivos invocando el espíritu de la transición de convivencia más fecundo que hayamos disfrutado nunca, y del reconocimiento de las consecuencias de la Guerra Civil, y de que las generaciones se recuperen de las injusticias y agravios producidos por unos u otros motivos, políticos o ideológicos, o de creencias religiosas, o de los que padecieron prisión o persecución, o perdieron la vida, en aquel periodo de nuestra historia; que dados los principios invocados de la transición y de la Constitución y de los motivos de persecución esgrimidos citados, debía entenderse que abarcaba a todos los que habían luchado en una u otra parte en la Guerra Civil y, en cambio, en su texto posterior se referían a los que habían luchado en una de las partes contendientes y lo ampliaban al periodo de la dictadura, posterior a la guerra y la dictadura, finalizó con la Ley de la Reforma Política y con la actual Constitución y leyes que la desarrollaron.

Además, los beneficios e indemnizaciones previstas en la ley, ya pasaron los plazos señalados para interesarlas o transcurrió suficientemente tiempo para que pudiera realizarse.