Normalmente, en nuestra vida cotidiana, nos desenvolvemos en dos planos, en el de las ideas -basadas en nuestras creencias- y en el plano de las acciones. En la asociación BATA damos mucha importancia a las creencias, porque ellas son las que nos mueven y de las que se derivan las acciones que llevamos a cabo. Y si hay una idea que tenemos clara y que une a familias y profesionales en un proyecto común, es que todas las personas tiene derecho a una vida digna en igualdad de condiciones. Desde esta premisa surge nuestro compromiso con las personas con Autismo y sus familias, que se traduce en el desarrollo de programas y servicios que promueven la inclusión educativa, social y laboral. Desde hace 20 años, nuestra organización viene desarrollando programas y creando servicios centrados en las personas con Autismo y en el apoyo a sus familias; servicios que abarcan desde la edad temprana hasta la vida adulta. En estos años hemos logrado cambios en el plano laboral, a través del Servicio de Empleo, hemos demostrado que las personas con Autismo pueden trabajar, conscientes de que es un derecho inalienable y lo que esto significa para su autoestima y valoración social. Hemos luchado por su derecho a vivir en la comunidad, a través de una red de viviendas tutelas, para que puedan disfrutar de todos los recursos que la comunidad nos ofrece. Pero, curiosamente, donde siempre hemos encontrado mayores reticencias para demostrar que pueden compartir y disfrutar de entornos comunes y en igualdad de condiciones, es en el ámbito escolar. Precisamente en la etapa donde más se han de prodigar y transmitir valores que promuevan la no discriminación por sexo, raza, religión o diversidad funcional, el entorno que había de ser el más receptivo porque es la cuna de futuros hombres y mujeres, donde nos encontramos con más resistencia y con menos interés por cambiar. En pleno siglo XXI, seguimos debatiendo la educación en términos de privado-público, funcionario-no funcionario, amparados en justificaciones políticas, sindicales o corporativismos absurdos. Pero ¿y lo realmente importante?, ¿los derechos de los alumnos con Autismo a recibir una intervención adecuada a sus necesidades, basado en métodos validados y avalados por años de experiencia de muchos profesionales e investigadores? En BATA no hemos inventado nada, ni siquiera el modelo de integración educativa que defendemos: Un Aula de Apoyo en la que, teóricamente, habrían de colaborar profesionales de distintos ámbitos con el único fin de colaborar en el desarrollo intelectual, social y emocional de los alumnos con Autismo. Un modelo que lleva años dando buenos resultados en la educación y calidad de vida de muchos niños en otros países, en otras comunidades españolas. Un modelo que sirve de transición entre los centros de educación especial o específicos y la inclusión educativa total, que ofrece la posibilidad de compartir conocimientos y aprendizajes, mejorando la calidad profesional de todos los sectores implicados. Utilicemos el sentido común, nunca hemos pretendido que esta experiencia tomara un cariz político, corporativo o sindical, sólo hemos pensado en lo que consideramos un derecho de los niños con Autismo y sus familias: una educación con calidad en igualdad de condiciones. Eso es lo que nos mueve, ni más ni menos. Desdibujar la realidad para acallar viejos miedos, eso es lo que pretenden aquellos que ni siquiera se han preocupado de conocer los resultados de esta experiencia y que, de nuevo, se empeñan en crear dos realidades enfrentadas: los padres "inexpertos" en la educación de sus hijos frente al grupo de "expertos". Y esto nos lleva a una última reflexión: ¿Por qué cuando somos "padres y madres" (independientemente de nuestra formación, experiencia, etc.) nos convertimos simultáneamente en "inexpertos" en lo que a educación de nuestros hijos se refiere. Está claro que la única opción que queda es la de organizarse y luchar unidos para defender los derechos de sus hijos, y ni siquiera esto está resultado fácil. ¿Por qué tanto miedo a escucharles?