Según los expertos, el 60 por ciento de las especies pesqueras comerciales más importantes del mundo están sobre explotadas, de ahí que la explotación indiscriminada de los caladeros durante los últimos veinte años haya colocado a un número creciente de especies marinas comercializadas al borde de la desaparición; de ahí que las administraciones y organismo responsables de la pesca hayan apostado por los paros biológicos de cara a regenerar las diferentes pesquerías a través de una pesca sostenible.

El problema de estos paros biológicos es que, en demasiadas ocasiones, los organismos correspondientes, en este caso la Unión Europea, no adelantan las ayudas económicas para los armadores y los tripulantes de esas embarcaciones que tienen que paralizar la actividad pesquera durante un período de tiempo determinado y así nos encontramos con situaciones lamentables como la que ocurre en Riveira y otros puertos, con un gran número de embarcaciones del sector del arrastre, donde decenas de marineros y propietarios de los buques están sin percibir las ayudas económicas prometidas desde el pasado año 2008 y ya han tenido que parar en más de dos ocasiones sin poder capturar merluza ni cigala.

Quizás la Unión Europea y el gobierno central tengan que sopesar la posibilidad de estudiar los procedimientos administrativos y agilizar la tramitación y concesión de las ayudas, ya que según la orden reguladora de las mismas establece que la respuesta para la concesión de la subvención económica no puede demorarse más de seis meses y va más de un año o dos, en algunos casos. Mientras tanto los marineros y armadores llevan más de dos o tres meses sin cobrar a pesar de haber cumplido con las directrices europeas de amarrar sus embarcaciones para recuperar determinadas especies.