Sobre ese particular han sido publicados estos días unos titulares en la prensa que sorprenden y dan lugar a confusión. Se ha escrito que Europa considera “insatisfactoria” la situación del gallego en la enseñanza. Es necesario aclarar que el informe al que hace referencia la noticia lo ha redactado el Comité de Expertos de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias, integrado por defensores de la promoción de las lenguas minoritarias. Algo así como la Mesa pola Normalización da Lingua, cuyos documentos o amenazas a comerciantes que usan el castellano no se pueden atribuir a la Xunta de Galicia. Pero es que además se ha silenciado que el informe parte de la base de que el objetivo que se pretende es que los padres que quieran que sus hijos sólo hablen y se eduquen en gallego tengan ese derecho real y práctico. La Xunta debe facilitar, pues, que haya colegios donde sólo se use el gallego, para esas familias que lo reivindican. Esos padres sí que pueden manifestar insatisfacción. Pero los expertos europeos especifican que la educación en gallego no debe ser obligatoria para todos los gallegos, sino que se debe facilitar cuando los padres lo elijan. El Consejo de Europa y la Carta Europea de la Lenguas siempre han defendido como principio fundamental la libertad para que los padres puedan educar a sus hijos en la lengua que ellos quieran, incluso aunque no fuera oficial: España es el único país del mundo civilizado donde eso no es posible, en las Autonomías con dos lenguas oficiales, incluso tratándose de la lengua oficial del estado.