En vista de la hecatombe social que se avecina en el año 2009 con un repunte del desempleo que puede llegar a los cuatro o cinco millones de parados (en la actualidad hay en España tres millones de parados, con un millón de trabajadores que agotaron sus derechos a percibir el desempleo y no ingresan nada), es necesario ahora más que nunca una actuación concertada del Gobierno, oposición, partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales y otras instituciones lo más rápida y eficaz posible con objeto de conseguir una red de cobertura social que ampare a ese millón de personas a día de hoy que serán probablemente dos o más millones en unos meses. Decía el economista y premio Nobel inglés John Maynard Keynes en una situación de gran crisis económica como la que se vivió en Inglaterra, después de la Segunda Guerra Mundial, que es vital la rapidez con la que se trasladan las medidas estatales de intervención en la economía (es decir el dinero) a la economía real (es decir, al bolsillo de los desempleados). Citó una metáfora que sería: dejar caer desde un avión billetes de libras esterlinas. Afortunadamente los economistas disponen hoy de un arsenal de medidas económicas que se demostraron eficaces en otras crisis y que es de suma importancia ponerlas en práctica. Por otro lado la Seguridad Social nos viene informando personalmente a los trabajadores que existen diecinueve millones y medio de cotizantes y que la situación económica es inmejorable y las pensiones están garantizadas durante veinticinco años; pues bien, hagamos uso de esos fondos en estos momentos de gran crisis. Dicho esto, personalmente no creo en un gobierno socialista, ya que está infectado de un pecado original: mentir a los ciudadanos, ya que negó la crisis y se dedicó a regalar dinero antes de las elecciones generales, sin ninguna equidad social: cuatrocientos euros de manera general, se llamase el receptor, Ana Botín, hija del propietario del Banco Santander o José Pérez, peón agrícola. Según Solbes, estos regalos costaron seis mil millones de euros y ya se percibe su nula eficacia. Con este dinero se podría facilitar una renta mensual de quinientos euros durante un año,llamada de inserción social, supervivencia o como se quiera, a un millón de trabajadores que hubiesen agotado su percepción por desempleo. Para enfrentar esta nueva situación político-económico, lo ideal sería convocar los ciudadanos a las urnas. Reconozco, sin embargo, que lo ideal está por veces lejos de lo útil y toca una actuación conjunta de todas las instituciones