En el año 1956, Citroën Hispania, filial de la marca francesa desde 1925 y con sede en Madrid toma la histórica decisión de construir una factoría de fabricación de automóviles en Vigo, anulando su primera intención de instalarse en Pamplona.

Félix Santamaría García de Larena, vigués, hijo de emigrantes vigueses, fue la persona absolutamente determinante en ese cambio de parecer de la compañía y la posterior implantación en Vigo.

Y sin embargo, el gran mérito de este hombre que trajo a Vigo la empresa locomotora del tejido industrial de la ciudad, continúa sin reconocimiento público, lo cual no sólo es una vergonzosa injusticia histórica sino el paradigma de la cobardía política y de la dejación moral de la clase política y dirigente viguesa.

Y ni siquiera ahora cuando se cumplen 50 años de historia de la compañía en Vigo se ha aprovechado la gran oportunidad de reparar el "olvido".

"Ingrato es el que niega un beneficio recibido, ingrato es también quien no lo restituye, pero de todos el más ingrato es quién lo olvida". (Seneca).

Así nos va.