Hay una pléyade de famosas plumas a nivel nacional a los que, aunque de tendencia ideológica bien diferente a la mía, admiraba por lo ponderado de sus escritos, por ese equilibrio ético que de cotidiano mostraban al enjuiciar y valorar las diferentes situaciones políticas. Con la premisa básica de que la verdad siempre tiene aristas, es poliédrica. Permítaseme una breve licencia literaria. Decía el escritor libanés Gibran Khalil, en su famoso libro "El profeta": "No digáis: encontré la verdad. Decid mejor: encontré una verdad".

Con motivo del nombramiento de " las ministras", a todos estos doctos del periodismo, a todos estos que se arrogan la capacidad de expedir certificados de democracia, se las ha caído la careta.

"Esas modistillas". Es lo más fino que han escrito sobre ellas.

Miren, el pedigrí de demócrata, libertario e igualitario no se compra, se tiene o no se tiene.

Flaco favor le están haciendo a la ideología que dicen defender. Afortunadamente, y esto lo dice un librepensador de izquierdas como yo, ni Mariano Rajoy, ni Esperanza Aguirre, ni Montserrat Lebrera, ni la inmensa mayoría de las nuevas hornadas del Partido Popular, comparten esa retrógrada e ignominiosa forma de pensar.

A algunos el traje del siglo XXI les viene grande. Sería conveniente enviarlos al nutricionista para tratar de aumentar la musculatura intelectual. Los demás no estamos dispuestos a rebajar la "talla" del traje de la libertad para adecuarla a su ignorancia.