Tensar la cuerda hasta que se rompa suele llevar implícita una caída de espaldas. En el caso de las hipotecas sobre la vivienda, todo el mundo sabía que ocurriría a la larga: administración, bancos y constructores. Todos menos los compradores, que acuciados por la necesidad de vivienda compraron humo y problemas, en muchos casos.

¿A qué viene quejarse ahora de una crisis provocada por un riesgo calculado?.. ¿Crisis?... ¿Qué crisis?... No será la de los constructores, que se han hecho millonarios en pocos años... O la de las inmobiliarias, que amasaron pingües beneficios, igual que los bancos.

Pero como en el juego de la cuerda, otra vez la cuerda, el que gana acaba por el suelo. Y no le arriendo la ganancia al Gobierno, a la hora de arreglar el entuerto de tanta gente damnificada por el tema de las hipotecas, referidas a la vivienda. Bien de primera necesidad, según la Constitución Española. Que nunca debió dejarse sin control, en manos de la especulación y el afán de lucro.

En una aldea del noroeste de España, un niño de pocos años le preguntaba a su abuelo si el mercado y la feria eran lo mismo. "En Galicia sí. En otros sitios no", le contestó el abuelo. "Hay sitios donde la feria es una fiesta. Pero el mercado es igual en todas partes: un sitio donde se vende y se compra, se engaña y se roba". A nada que se piense con objetividad, el sacrosanto mercado tiene poco de santo y mucho de engaño...