Como vecino del barrio de Novo Mesoiro de A Coruña me gustaría manifestar que acepto que vivan aquí familias gitanas de Penamoa, pero sí pediría a cambio al Concello que evite que se establezcan enclaves de traficantes de drogas. No creo para nada que mi actitud sea racista.

Sí, en cambio, considero racistas a los políticos que crearon el poblado de Penamoa y que después, con su abandono, acrecentaron su marginalidad y conflictividad. Allí, durante más de veinte años, se fueron degradando las condiciones de vida hasta convertirse en un núcleo completamente infrahumano, vergüenza para cualquier ciudad del primer mundo. Y durante dos décadas se hizo la vista gorda con el trapicheo.

El alcalde Francisco Vázquez, como responsable del traslado desde A Cubela, fue el originario y principal responsable. De aquella época "paquista" sólo queda uno de los tres antidiluvianos líderes políticos municipales, el señor Tello, que se encontraba en la oposición. Esto, claro, es un decir, porque siempre se destacó por una crítica dura a la "l", dejando de lado problemáticas delicadas como las actividades económicas del entonces alcalde y también ésta a la que me refiero. Hoy Tello dejó de ser león, bromea con nuestro problema, demostrando una incapacidad comprensiva y resolutiva absolutas, se contradice afirmando la falta de credibilidad de Losada y al minuto siguiente diciendo lo contrario. Ante tanta inutilidad, torpeza y falta de contenido y de argumentos que demuestra en la prensa, sería más inteligente por su parte que se mantuviese en silencio.