El Rei do Entroido del pueblo de Covelo, en el municipio ourensano de Melón, volvió a ganarle la batalla a los salteadores, que intentaron un año más y sin éxito, arrebatarle la corona, en uno de los carnavales más ancestrales de la provincia, del que hay referencias desde hace más de un siglo y uno de los de mayor valor etnográfico.

Todo se desarrolló en un escenario real en el que el "rei", pertrechado con cetro, corona y a lomos de su caballo, inició su recorrido hasta el Coto da Raña, seguido por mayordomos y danzantes (estos últimos en la foto ataviados de blanco y rojo), para escenificar esa lucha anual con los salteadores que intentaron quitarle su corona, y arrebatarle por lo tanto su papel de poder supremo del Entroido, en el día grande del programa de carnaval de Covelo.

Una tradición tan bien guardada, que mantiene todos sus elementos, como la participación en el desfile de Santo Entroido y Santa Entroida, dos espectaculares mecos que recorren las calles de Covelo en el carro tirado por las vacas "Pinta" y "Gallarda" y que arranca su procesión anual de lucha entre el poder establecido, y el de don Carnal, que es el que manda en estas fechas al grito de "¡Que viva o entroido! ¿Ou queredes que morra?".

De hecho, al haber preservado el entorno de citas multitudinarias, como ocurre en Laza, los vecinos de Covelo siguen manteniendo puertas y bodegas abiertas al visitante, que se adentra en estos días en las vidas y las cocinas del pueblo "como un máis", señalan.

Estandarte

Ayer en este discurrir de la lucha entre la fiesta y el poder establecido desfilaron en Covelo junto con el resto de personajes un mayordomo o paje transportando el singular ramo que hace de estandarte, y del que penden desde tocino, chorizos y castañas, a una rosca. Una vez en el alto, protagonizaron la batalla por la corona, que se saldó con la victoria de los afines al "rei".La comitiva recorre un trayecto de casi tres kilómetros hasta su regreso a la iglesia de Covelo.

La música y el ágape a los participantes en cada cocina y en cada casa, son otro ritual de una cita pensada por y para los vecinos de Covelo y que remató como cada año con una puja de los productos típicos, desde la cachucha a los chorizos, huevos, etcétera, con cuyos fondos se garantiza que esta fiesta de origen secular, tiene recursos para volver el próximo año.