El museo de Pontevedra también conserva buena parte de nuestro patrimonio inmaterial. Historia y sentimiento de un pueblo que también hace cultura en sus fiestas más divertidas. Por eso, en su página web atesora algunas anécdotas que se vivieron en nuestros antiguos Entroidos.

Según la documentación analizada por sus expertos, la fiesta tenía un carácter rústico, con disfraces sencillos basados en ropas viejas e inservibles, que dará un salto cualitativo en 1861 cuando los estudiantes del Instituto empiezan a organizar un pequeño programa lúdico.

Pero el punto de inflexión en esta historia lo dará Andrés Muruais Rodríguez que con la ayuda de su hermano crea un personaje carnavalesco disfrazándose con pieles y una careta de animal. Salió a la calle arrastrando pesadas cadenas aullando como un perro, o un lobo, generando un ambiente de terror divertido. Con sustos y risas, miedo y diversión había nacido el famoso Urco de Pontevedra.