La expresión "pa'lante" como los de Alicante es una de las más populares para referirse a los alicantinos pero, en esta ocasión, ha sido "pa'bajo". Y es que lo que comenzó como una pataleta de un joven de La Romana de cavar un hoyo en un bancal ha terminado convirtiéndose en una sorprendente casa-cueva equipada con electricidad, wifi y calefacción.

Su nombre es Andrés Cantó y comenzó su proyecto con tan solo 14 años y en marzo de 2015 cuando, después de una pataleta de la pubertad, comenzó a dar picazos a la tierra en un terreno. Ese mismo año conoció a Andreu, un amigo al que comentó su idea y comenzó a ayudarle con su martillo perforador. La historia de esta cueva se ha viralizado tras ser compartida en Twitter, donde ya cosecha cerca de 7.000 retuits y más de 30.000 "me gusta".

No obstante, no fue hasta 2019 cuando, después de años de trabajo, terminó la primera habitación con una bóveda de dos metros y empieza a empedrar y "adobar" las paredes. Es entonces cuando la cueva comienza a coger forma y Cantó instala el sistema de estufa, coloca una cama y construye el primer pilar.

El confinamiento por la pandemia del coronavirus hizo que el proyecto se acelerase y la habitación llega alcanzar un tamaño de cuatro metros cuadrados con las dos herramientas que utiliza: un pico y un cincel. "Fabriqué unas poleas para sacar la tierra -18 metros de cuerda para subir 3 kilos- y con todo lo que sacaba subí el nivel del bancal medio metro y es entonces donde empieza la operación porche con jardín", explica el joven de La Romana. Y es que, además de la cueva equipada con wifi, electricidad, hornillo y calefacción, también ha construido un estanque con fuente y una terraza en el exterior.

Preguntado sobre el impacto que las precipitaciones en la construcción, Andrés cantó apunta que "la entrada está tapada y la lluvia no atraviesa 1,70 metros de tierra sino que la mantiene húmeda y eso es lo que mantiene la cueva".