No hay fórmula secreta para hacerse viral en las redes sociales. Golpes, críticas a restaurantes, debates sobre el color de una prenda e incluso alcaldes hablando en inglés en el encendido de las luces de Navidad han dado la vuelta al planeta y se han colocado en el

un experimento frustrado que ha quedado retratado ante las cámaras: comerse un pulpo vivo.

El pulpo, que trata de defenderse, ataca a la bloguera china con sus 280 ventosas por tentáculo y se pega con todo su poder succionador a la cara

cocinado á feira