"Nunca voy a tocar de nuevo la maquinilla de afeitar de papá". Esta es la tierna promesa que le hace un niño de 4 años a su padre con la mitad de su cabeza rapada. Un juramento, mitad disculpa, que hace entre morritos y con expresión de tristeza.

El resultado del estropicio, grabado por su padre, tiene más de dos millones de reproducciones y en él se ve a un niño apenado por la reprimenda que le ha caído o ve que le puede caer, prometiendo ante su padre no volver a hacer la travesura de coger la maquinilla de afeitar para raparse la cabeza.

Una de dos: o el niño pensaba que podía poner de moda ir con media cabeza rapada o su padre debió de pillarle con las manos en la masa en pleno proceso de chiquillada. El caso es que el niño quedó con la parte delantera de la cabeza rapada y con la otra mitad con pelo.