Se cumplen dos años del primer estado de alarma. El 14 de marzo de 2020, con 136 fallecidos por el coronavirus, el Gobierno cerró el país restringiendo al máximo los movimientos para tratar de frenar el avance imparable del SARS-CoV-2.

"Nos esperan semanas muy duras. Dijimos que vendrían días difíciles y tomamos medidas a la altura de esa dificultad y no cabe descartar que en la próxima semana alcancemos, desgraciadamente, los más de 10.000 afectados", explicó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

Te puede interesar: Así es Lagevrio (Molnupiravir): la primera pastilla contra el coronavirus, aún n autorizada pero recomendada

Tres días antes, y después de múltiples avisos desde comienzos de año, el 11 de marzo de 202, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia global del coronavirus. 

Al tiempo que las calles se vaciaban (solo estaban permitidas las salidas por casos excepcionales y de trabajadores esenciales) los hospitales comenzaban a llenarse de pacientes con todos los síntomas compatibles de la enfermedad, pero faltaban pruebas diagnósticas para detectar casos. 

Las mascarillas, que en un primer momento fueron desaconsejadas por el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias de sanidad -Fernando Simón-, pronto se convirtieron en un bien muy preciado y escaso. 

Y, es que no fue hasta el mes de julio cuando las autoridades impusieron su uso obligatorio tanto en espacios cerrados como al aire libre.

Y ahora, dos años después, ¡por fin!, la situación nos permite abrir el debate sobre su eliminación en el interior

31 de marzo, el día mas negro: más de 100 muertos cada hora

Cada tarde, a las ocho, los españoles salíamos a las ventanas y balcones a aplaudir a los sanitarios en un gesto espontáneo, orquestado desde las redes sociales, de aclamación y gratitud hacia unos profesionales que se estaban dejando la vida. Literalmente.

Archivo - Una profesional sanitaria sostiene un vial de la vacuna de Moderna contra la Covid-19 Eduardo Sanz - Europa Press - Archivo

Aquellos aplausos se convirtieron en un espontáneo símbolo de la lucha contra el coronavirus

El primer estado de alarma, que decretaba un confinamiento domiciliario inicial de 15 días, se prorrogó otras dos semanas más el 10 de abril de 2020. 

En ese momento, las muertes por coronavirus se dispararon: Y aunque nunca sabremos los datos reales de aquellos días, porque no había PCRs que confirmasen la enfermedad, oficialmente ya se contabilizaban 15.000 los fallecidos.

Y los casos notificados ascendían a más de 150.000.

El 31 de marzo de 2020 se convirtió en el día más negro en España. En esas 24 horas murieron 2.446 personas por coronavirus. ¡102 muertos a la hora. Casi 2 muertos por minuto!

Aunque la fuerte presión asistencial y la falta de mariales impidieron que se les pudiera realizar una autopsia para determinar la causa real del fallecimiento, fueron 1.342 decesos más de lo esperable para ese día del año. 

En un tiempo récord llegan las vacunas

Después de un verano aparentemente relajados, estalló la segunda ola y el 25 de octubre de 2020,con un nuevo estado de alarma, llegó el toque de queda.

Prohibía la circulación entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana.

Desde el mes de noviembre, las Comunidades Autónomas eran las responsables de fijar ese rango temporal. Y cada autonomía decidió si mover una hora arriba o abajo.

Pero la humanidad tuvo suerte y gracias al incansable trabajo de casi todos los científicos del mundo, al final del primer año llegaron las vacunas contra el SARS-CoV-2.

El 27 de diciembre, a las 9 de la mañana, Araceli Hidalgo, escribía una página en la historia de lucha contra el virus. Se convirtió en la primera mujer vacunada contra esta enfermedad en España.

Tras ella le llegó el turno a Mónica Tapias, una auxiliar de enfermería, que recibió la primera dosis de Pfizer. 

Récord diario de fallecidos en un solo día

Era el principio del fin.

291 días después de la declaración del coronavirus como pandemia, comenzaban a administrarse las primeras vacunas tras una carrera contrarreloj para encontrar un antídoto contra este virus.

Sin embargo, como ya vaticinó el presidente del Gobierno, lo peor aún estaba por llegar.

El inicio del nuevo año, además de por el temporal Filomena, estuvo acentuado por la esperanza de los primeros pinchazos de la vacuna, con tres marcas autorizadas en España (Pfizer, Moderna y AstraZeneca). 

Sin embargo, la tercera ola que coincidió con la vuelta de las vacaciones de Navidad, fue aún más mortífera que los primeros meses de la pandemia con cifras desoladoras.

Camas de hospitalización colapsadas, ocupación en UCI de más del 40% y casi mil fallecidos en tan solo un día

Mientras nacían las primeras voces contra la vacuna AstraZeneca, que se administraba a la franja de los 60 años, crecía la preocupación por la variante alfa (británica).

La cuarta ola, con repuntes de casos, dio paso a la quinta.

Los jóvenes seguían sin vacunar y se expandía otra cepa, delta, todavía más contagiosa que su predecesora. 

El plan de vacunación avanzaba, llegamos a la ansiada cifra del 70% vacunado. ¿Y ahora qué?

Omicron llegó para cambiarlo todo.

Sexta ola, explosión nunca vista de contagios, Navidad a la vuelta de la esquina... y colas para conseguir test de autodiagnóstico que estaban agotados en las farmacias. 

Y aprendimos una nueva palabra: gripalización.

Convertir el coronavirus en una gripe, convivir con esta infección de las vías respiratorias.

También dijimos adiós a la mascarilla en exteriores, siempre que se mantenga la distancia de seguridad. 

Covid-19 pandemic in South Korea YONHAP

La salud mental, el otro efecto devastador de la COVID-19

La pandemia ha puesto en evidencia la urgencia de atender la salud mental.

Ansiedad, depresión, trastornos del sueño… Son algunos de los problemas que se han disparado al compás del coronavirus y que ha dado lugar a una nueva fobia relacionada con la Covid: coronafobia.

Pánico y miedo irracional a contagiarse que se traduce en aislamiento y agorafobia, un trastorno de ansiedad que se manifiesta con miedo a lugares o situaciones cotidianas que provocan una sensación de inseguridad y de ‘sentirse atrapado’. 

Vanesa Fernández, Doctora en Psicología y Profesora en la Universidad Complutense de Madrid, señala a BuscandoRespuestas que desde el comienzo de la pandemia se ha producido un aumento de cuadros de depresión y trastornos de ansiedad. 

"Muchas personas están deprimidísimas por la sensación de indefensión que tienen con su propia vida. No saben cómo van a evolucionar las cosas, sienten que su mundo ha cambiado, no son capaces de hacer planes. La gente está bloqueada por la pandemia". 

Te puede interesar: ¿Qué supondría "gripalizar" el coronavirus? Lo que dicen científicos y médicos de familia

Este miedo irracional no es solo por la ‘fobia’ a contagiarse de coronavirus.

También por infectar a sus seres queridos y que esto pueda provocar el fallecimiento de sus familiares.

"Y no solo por miedo al contagio, sino por la incapacidad de relacionarse con nuevas personas derivado de las restricciones impuestas por la pandemia", explica la psicóloga. 

¿Cuándo hay que empezar a preocuparse?

La especialista aclara que, sea coronafobia u otro problema de salud mental, hay que centrarse "en el aquí y ahora".

"Pensar que esta situación va a ser temporal, que es lo más lógico de acuerdo a lo que ha pasado en la humanidad con otras enfermedades infecciosas".

Y los más vulnerables están siendo los jóvenes.

El Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid ha detectado un incremento de trastornos graves de salud mental en niños y adolescentes de 10 a 18 años. 

La segunda causa de muerte en población infantojuvenil es el suicidio. Es uno de los problemas que más han aumentado junto a los trastornos de alimentación (TCA).

Celso Arango, director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital cuenta que este incremento es debido al confinamiento y las restricciones que, además, han coincidido con una momento evolutivo clave.

"Comienza a tomar decisiones, a sentirse autónomos, proyectarse en el futuro, depender de las relaciones sociales para su desarrollo, etc".

"Se tiende a pensar en estas edades que mucho de lo que sucede es irreversible en el tiempo", aclara.

Los datos son más que alarmantes. Según un estudio publicado en la revista The Lancet, el coronavirus ha provocado 53 millones de casos adicionales de depresión y 76 millones de trastornos de ansiedad.

Una pandemia silenciosa que ha afectado, y mucho, también a quienes han estado en primera línea de batalla: los sanitarios.