En verano muchos cambian sus hábitos, y lo que también cambia en consecuencia es la salud digestiva.

Las vacaciones, los viajes, las comidas fuera de casa, los picnics en la playa y, en general, muchos excesos que no se producen en otras épocas del año, pueden acabar pasando factura.

Además, en los meses de verano la temperatura y la humedad aumentan, lo que motiva que crezcan gérmenes y toxinas en los alimentos.

Por eso hay que extremar las precauciones a la hora de cocinar y conservar la comida si queremos evitar sufrir el ataque de cualquiera de estas bacterias indeseadas.

Intoxicaciones, gases, salmonella, empachos...

Las intoxicaciones alimentarias provocadas por patógenos (bacterias, virus…) son los problemas intestinales más comunes, pero no son los únicos.

El estreñimiento, los empachos por comidas excesivas, los gases o la acidez de estómago también pueden afectar a la salud digestiva.

Pero lo que habría que destacar en estas fechas son las toxiinfecciones alimentarias, que son enfermedades producidas por la ingesta de un alimento contaminado.

La mayoría son enfermedades leves que se curan a los pocos días, con reposo y tomando muchos líquidos.

Larga vida al gazpacho EFE

Las bacterias más habituales en verano

Hay muchos gérmenes que las causan, principalmente bacterias, que son las que más suelen contaminar la comida durante el verano.

Y entre ellas destacaríamos:

Salmonella.

  • Son patógenos que pueden contaminar alimentos de origen animal como los huevos, la mayonesa, la carne de ave o la leche.
  • Causan la siempre temida salmonelosis, que produce fiebre repentina, náuseas, dolor abdominal, diarrea y, a veces, vómitos.
  • La enfermedad dura de 2 a 7 días.

Campilobacteriosis.

  • Es otra de las que se manifiesta sobre todo en verano, y contamina la carne del animal mientras aún está vivo.
  • Los alimentos en los que crece son: pollo, ternera y cerdo.
  • Sus síntomas más frecuentes son diarrea, dolor abdominal, fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos.
  • Aparecen entre 1 y 10 días después de ingerir la bacteria y duran de 3 a 6 días.

Anisakis:

  • No puede faltar tampoco el parásito más temido, que se encuentra en pescados y cefalópodos (calamares, pulpos o sepias, por ejemplo).
  • Se pilla sobre todo en verano porque los destinos de playa son los más populares y se incrementa el consumo de productos del mar. Por eso hay que extremar las precauciones.
  • Este parásito puede producir anisakiasis, que afecta al aparato digestivo y causa náuseas, vómitos y dolor abdominal unas horas después de comer.

¿Y los gases?

Son otro de los grandes problemas de la salud digestiva del verano, que no se reducen a las bacterias.

El cóctel perfecto para que los gases nos amarguen un buen rato son las grandes comilonas, siempre más frecuentes en vacaciones.

Pero otra de las causas de que traguemos una gran cantidad de aire se debe a:

  • Comer muy deprisa
  • No masticar bien
  • Habla mucho mientras comemos.

Del mismo modo, esto puede ocasionar acidez de estómago, que para quienes tienen la suerte de no conocerla, es una sensación de ardor que aparece en el pecho o la garganta.

Cómo evitar una infección por salmonella

Consejos para prevenir los problemas digestivos

En los meses de calor, mantener una buena salud digestiva depende en gran medida de la prevención. Y aquí van unos importantes consejos:

Lavarse las manos: Aunque tras la pandemia nos hemos vuelto expertos, nunca está de más recordar la necesidad que tenemos de lavarnos las manos. Siempre, pero sobre todo después de ir al baño, sonarse la nariz, sacar la basura, tocar a un animal o cambiar pañales.

Las intoxicaciones se producen cuando los microorganismos llegan a la comida, muchas veces desde las heces.

  • Si vamos al baño y no nos lavamos bien las manos, podemos pasar esos microorganismos a otra persona al tocarla, o dejarlos en la comida que estemos cocinando.
  • Si, por otra parte, se van a consumir alimentos en crudo (por ejemplo, una fruta) es muy importante lavarlos bien antes.
  • Igualmente, es necesario limpiar los utensilios de cocina que hayan entrado en contacto con la comida cruda.

Cocinar correctamente los alimentos es lo mejor para eliminar completamente los patógenos.

  • Hay que asegurarse de que la carne y el pescado queden bien hechos y los huevos tengan la yema totalmente cuajada.
  • Para evitar el anisakis, en concreto, hay que cocinar adecuadamente el pescado durante al menos 2 minutos a más de 60ºC.

Conservar los alimentos en buenas condiciones es otra de las medidas fundamentales porque muchos de ellos requieren estar refrigerados o congelados.

  • En verano, es muy importante revisar la temperatura de la nevera y mantenerla por debajo de los 4,4 grados.
  • El congelador, para conservar la mayoría de los alimentos, mejor por debajo de los -18 grados.
  • Si la cadena de frío se rompe (si un producto refrigerado se ha dejado fuera de la nevera), corremos el riesgo de sufrir una intoxicación. En este caso, es mejor descartarlo directamente.

La contaminación del agua es otra de las causas más habituales de intoxicaciones veraniegas. Lo más recomendable en estas fechas es beber siempre agua embotellada y evitar cualquier fuente natural si no estamos seguros de que sea potable.

La leche también nos puede jugar malas pasadas. Por eso, si no tenemos la certeza de que un lácteo está pasteurizado, es mejor no consumirlo.

Paella valenciana.

Recomendaciones sencillas

Además de recordar que debemos seguir comiendo sano en vacaciones, hay que mantener unos buenos niveles de hidratación y beber agua sin esperar a tener sed.

Además, merece una mención aparte el alcohol. Este líquido incrementa la deshidratación, un factor que motiva el estreñimiento.

Por último, para evitar la aerofagia (tragar demasiado aire), no hay que hablar rápido ni gritar durante la comida.

Después de una comida copiosa o de ingerir algún alimento que nos haga generar gases, ayuda tomar infusiones de hinojo, manzanilla o menta.