Un procedimiento con ultrasonido que se dirige a los nervios cercanos al riñón reduce significativamente la presión arterial en pacientes con hipertensión.

La intervención, llamada denervación renal, interrumpe los nervios entre los riñones y el cerebro, que transmiten señales para controlar la presión arterial.

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El estudio, publicado en The Lancet, sugiere que el procedimiento podría ofrecer esperanza a los pacientes con presión arterial alta que no responden a los tratamientos.

Denervación renal

El estudio investigó a 136 pacientes de 18 a 75 años que fueron asignados al azar para recibir una denervación renal o un procedimiento simulado, el equivalente quirúrgico de un placebo.

El Hospital St Bartholomew’s de Londres, lugar del ensayo, fue el mayor reclutador de pacientes del mundo. También participaron personas de Estados Unidos, Francia, Alemania, Países Bajos y Bélgica.

El trabajo mostró que la denervación renal condujo a un efecto reductor de la presión arterial después de dos meses.

Estos pacientes, antes de la intervención, estaban tomando al menos tres medicamentos diferentes para reducir la presión arterial sin éxito.

Con el ultrasonido se encontró que la presión arterial se redujo en 8.0 milímetros de mercurio (mmHg), una caída de 4.5 mmHg más en comparación con los pacientes que se sometieron al procedimiento simulado.

La esperanza de los hipertensos

Si el efecto reductor de la presión arterial y la seguridad de la denervación renal se mantienen a largo plazo, este procedimiento podría suponer la esperanza de muchos hipertensos.

Asimismo, este estudio supone una alternativa a la adición de más medicamentos a estos pacientes con hipertensión resistente a los tratamientos.

«Es concebible que la denervación renal pueda convertirse en un tratamiento para pacientes con hipertensión en un futuro muy cercano. El Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE) reevaluará pronto la tecnología», sentencian los investigadores.

¿Cuándo es la presión arterial una preocupación?

La presión arterial es la fuerza de la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos.

Por tanto, una presión arterial alta significa que la presión en las arterias es mayor de lo que debería.

La presión arterial se expresa en dos números. El primer número (sistólico) es la presión cuando late el corazón.

El segundo número (diastólico) es la presión cuando el corazón descansa entre latidos.

La presión arterial es normal si está por debajo de 120/80 mm Hg.

Si mide entre 120 y 129, y su presión diastólica mide menos de 80, entonces tiene presión arterial elevada.

La presión arterial alta es una presión sistólica de 130 o superior o una presión diastólica de 80 o superior, que permanece con el tiempo.

¿Cómo controlar la presión arterial alta?

Aunque hay casos en los que la medicación ante la presión arterial alta es necesaria, también es muy importante llevar un estilo de vida saludable.

Controlar la presión arterial con una dieta adecuada y ejercicio continuado podría evitar, retrasar o reducir la necesidad de tomar medicamentos.

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Bajar de peso es uno de los cambios en el estilo de vida más eficaces para controlar la presión arterial.

En general, se puede bajar la presión arterial aproximadamente 1 mm Hg por cada kilogramo de peso perdido.

La actividad física regular, es decir, unos 150 minutos por semana, puede reducir la presión arterial entre 5 mm Hg y 8 mm Hg.

Es importante tener constancia porque si se abandona la práctica, la presión puede elevarse nuevamente.

Además, el ejercicio puede ayudar a evitar que esa tensión alta se transforme en hipertensión.

Por otro lado, llevar una alimentación que contenga una gran cantidad de cereales integrales, frutas, verduras y productos lácteos con bajo contenido de grasa podría disminuir la presión arterial hasta en 11 mm Hg.

Además, reducir la sal en la alimentación puede mejorar la salud cardíaca y reducir la presión aproximadamente entre 5 mm Hg y 6 mm Hg. Como alternativa para agregar sabor a los alimentos se pueden usar especias.

También se recomienda evitar el consumo de alcohol, tabaco y cafeína.

Por último, disponer de un tensiómetro en el hogar puede ayudar a controlar más fácilmente la presión arterial.

También podrás asegurarte de que funcionan los cambios en el estilo de vida o alertar a tu médico de posibles complicaciones.