No quiero terminar esta serie de posibilidades y deseos de buen futuro para los que vivimos en este planeta sin escribir sobre un hecho muy resaltable en mi ciudad, cuando parte del pueblo que la habita creyó en los buenos vientos de la vida y contra viento, marea y pandemia sacaron adelante un proyecto de amor al cine y a Tui. Ellos amaban y amando hicieron un trabajo bien hecho. En los trabajos bien terminados y queridos, incluso por encima de la rentabilidad también está el futuro. En Tui, los organizadores del Play-Doc abrieron y abren caminos de esperanza.

Días atrás, como de repente, entró en mi casa por la puerta de la televisión nuestro presidente da Xunta de Galicia. Entra muchas veces, quizás demasiadas para decir poco, pero ese día, yo no lo esperaba, hablaba de que había que parar las plantaciones de eucaliptos y me sorprendió tanto que salté de mi asiento y atendí. Decía que había que dejar los eucaliptos y volver a los pinos. No pude, obviamente, decirle que esa no era la cuestión, que lo que había que hacer era una ordenación del territorio donde quizás hasta podría haber algo de eucaliptospinos, castaños, carballos y ganadería mayor y menor, hasta porcina. En los montes, me hubiera gustado decirle, cabe todo y en la naturaleza no todo debe ser rentabilidad porque hay otras cosa más importantes. Me hubiera gustado recomendarle un libro, “La Creación de la Naturaleza”, que quizás le sirviera para entender a Castelao, del que escribí en el escrito anterior. Se lo recomiendo a mis lectores.

Me hubiera gustado sobre todo decirle que sobran muchas hectáreas de eucaliptos y no es tan importante el parar como el cortar para siempre y reducir a su justo término.

No sé por dónde está Joaquín Azcárate al que le debo mucho. Él me enseñó muy bien el concepto de “roca madre”, del que tanto me habían hablado en la Escuela Técnica de Peritos Agrícolas de Madrid, que en su opinión son también los montes con ganadería los que generan nutrientes para los suelos cultivados. Azcárate era políticamente muy de Feijóo pero agronómicamente muy de mi pensamiento. Por lo tanto también muy del de Gallástegui, los hermanos Blanco, Álvaro Gil, Nicanor Ocampo y otros. Nuestro presidente debería pedirle consejo.

Pensé que en ganadería extensiva le vendría bien hacer lo mismo con Francisco Sineiro que hizo un estudio, quizás único en el mundo, de aprovechamiento de los pastos en los montes utilizando diferentes especies de ganado en pastoreo rotativo a la búsqueda de un rendimiento integral de los prados y de su permanencia. Fue un momento ilusionante.

Pero llegó el eucalipto para el papel y nos llevó el nuestro en el teatro de la vida. Todos los gallegos perdimos un poco de ella y lo estamos pagando. Puede ser peor si llega el gran incendio y la lluvia no aparece.

Seamos como los compañeros de Play-Doc y soñemos como Castelao