La edición de este año será recordada por la intervención de la Guardia Civil para que los guerreros del norte no topasen con el centenar de lanchas de pesca y barcos de recreo que, otrora, se metían entre los drakkar, dificultando así tanto las maniobras de los vikingos como las vistas del público. Las condiciones meteorológicas también acompañaron a la celebración, puesto que a diferencia de otros años, no hizo un calor sofocante, y la gente pudo disfrutar al máximo del espectáculo, un espectáculo que, año tras año deja imágenes impactantes.

El otro gran protagonista de la jornada fue el vino. Por el Ulla corrieron caldos de color rojo intenso que recuerda mucho a la sangre y en la Romería Vikinga se convierte en el aliado perfecto para los bravos y sedientos guerreros.

La organización estima que alrededor de unas 40.000 personas llegadas desde Andalucía, Madrid, Cataluña, País Vasco, Castilla y prácticamente toda Galicia, entre otras regiones de España, pero también extranjeros asiáticos, franceses, alemanes, daneses, ingleses, noruegos e italianos, entre otros visitantes, asistieron a la dramatización de la invasión vikinga a los pies de las Torres de Oeste, el escudo defensivo de Galicia desde el comienzo de la Edad Media hasta el reinado de los Reyes Católicos.

Entre los atractivos propuestos hubo también tiempo para la degustación gratuíta de mil kilos de mejillones cocidos y vino tinto del Ulla, algo que sin duda motivó un gran ambiente festivo que se prolongó hasta ya entrada la noche, momento en que entraba en escena el concierto protagonizado por Ses y Oscar Ibáñez & Tribo. También hubo a lo largo y anche del recinto numerosos espectáculos de animación durante toda la mañana.