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Los flamencos de Vigo pueden ser arousanos

Esta especie tan poco frecuente en las Rías Baixas ya estuvo en O Grove hace una década

En los últimos años hay ejemplares que frecuentan la zona a finales de verano y principios de otoño

Hace días volvieron a ser vistos en el Complejo Intermareal Umia-O Grove

Los flamencos vistos en los últimos días en O Grove.

Los flamencos vistos en los últimos días en O Grove. / Hotel Puente de La Toja

Manuel Méndez

Manuel Méndez

O Grove

¿Se está convirtiendo el flamenco (Phoenicopterus roseus) en una de las muchas especies invernantes que eligen el Complejo Intermareal Umia-O Grove como lugar de residencia?

Esta es una de las preguntas que cabe hacerse tras la aparición de cuatro ejemplares en este espacio natural privilegiado.

Y otra pregunta: ¿Son los mismos que a principios de mes se alimentaron en las Salinas do Ulló, en el interior de la ría de Vigo?

Observación de aves a
bordo del «Chasula».
|  M. Méndez

Observación de aves a bordo del «Chasula». | M. Méndez

Son incógnitas que los ornitólogos tratan de despejar haciendo un seguimiento de estas llamativas aves tan poco frecuentes de las Rías Baixas, pero que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en visitantes ilustres de espacios como el citado, dentro de la Reserva Ornitológica de O Grove, que gestiona la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife).

La misma organización conservacionista que en verano de 2015 daba cuenta de la presencia de un flamenco juvenil «en distintos puntos de la ensenada de O Bao (O Grove), como en Os Leiros y el entorno del islote de Tourís».

Y ya aclaraba dicha entidad que «esta especie está considerada como divagante» y que «es muy rara en nuestra comunidad».

Aquel mismo verano SEO confirmaba que habían sido vistos hasta tres ejemplares «repartidos por las costas gallegas».

Tanto en 2015 como en 2016 llegó a identificarse a «Mingos», que es como los ornitólogos bautizaron a un flamenco solitario, explicando que esta ave tan frecuentes en los grandes humedales de Andalucía, Castilla La Mancha y el litoral Mediterráneo puede acercarse a Arousa cuando los juveniles se dispersan por la Península Ibérica.

En octubre de 2022 el Proyecto de Inversión Ornitológica (PIO) de O Grove también daba cuenta del avistamiento de tres flamencos, para indicar que «ojalá aguanten un tiempo en nuestra comarca, para que así podamos gozar de su presencia, antes de que regresen a su área habitual de distribución y cría».

Y añadía la concejalía de Medio Ambiente que aquel otoño habían sido identificados en Galicia seis flamencos, como eran los tres de O Grove y otros tantos vistos en la laguna de Louro (Muros).

Ejemplares vistos hace tres años en la
ensenada de O Bao. |  SEO/BirdLife

Los flamencos fotografiados hace días por responsables del hotel Puente de La Toja, en O Grove. | FdV / FdV

Fue con la llegada del otoño de 2023 cuando la presencia de esta especie en la ensenada de O Grove despertó más expectación, después de que vecinos como la cambadesa Victoria Blanco González confirmaran el avistamiento de tres individuos en la zona intermareal de Castrelo, a la altura de la playa de Fontiña y cerca del banco marisquero de Saíñas.

Eran ejemplares con los característicos colores pardo-grisáceos propios de la edad juvenil, es decir, nada que ver con el llamativo color salmón o rosado que presentan los esbeltos y elegantes ejemplares adultos, que puede llegar a medir hasta un metro y medio.

Como los vistos hace solo unos días por responsables del grovense hotel Puente de La Toja, aprovechaban la bajamar para alimentarse en zonas en las que no pueden hacerles competencia las limícolas, reposando durante la pleamar en los islotes cercanos, donde comparten posadero con espátulas y gaviotas.

«Su característico y curvado pico está perfectamente adaptado para hurgar en el barro, y está dotado de unas laminillas internas para retener las sustancias alimenticias al filtrar el agua», detallan en SEO.

Los flamencos fotografiados hace
días por responsables del hotel
Puente de La Toja, en O Grove. |  FdV

Ejemplares vistos hace tres años en la ensenada de O Bao. / SEO/BirdLife

La materia orgánica del limo, pequeños moluscos, crustáceos, larvas, insectos y algas son el principal sustento del flamenco, de ahí los tonos rojizos que caracterizan su plumaje en edad adulta, que son el resultado de los pigmentos que se encuentran en algunos de los microorganismos que componen su dieta.

En definitiva, que como sucede con las ballenas y las orcas, el flamenco parece abrirse paso en las Rías Baixas, acentuando la riqueza que atesora la Reserva Ornitológica, lugar de residencia, de paso migracional y/o de invernada para todo tipo de especies aladas, algunas llegadas incluso de Siberia y otras tan llamativas como el elanio azul, el águila pescadora, aguilucho lagunero y el halcón peregrino.

Entre las rarezas, el archibebe oscuro (Tringa erythropus), el chorlito dorado americano (Pluvialis dominica) –una especie divagante excepcional que es nativa de la tundra ártica de Norteamérica–, somormujo cuellirrojo y la barnacla carinegra, que cría en el Ártico y diferentes zonas de Noruega, Groenlandia, Rusia, Canadá y Alaska, recorriendo 5.000 o 6.000 kilómetros en sus migraciones hacia el sur de Europa, la costa atlántica de Estados Unidos y el Pacífico.

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