Presión sin freno en las zonas peatonales de Vilagarcía
Las sanciones impuestas por la Policía Local de Vilagarcía no acaban de disuadir a los conductores
Algunos ocupan espacios prohibidos en el centro de la ciudad a diario

La circulación rodada no cesa en las zonas peatonales de Vilagarcía, ni siquiera con el control policial ejercido. / M. Méndez

El viejo problema de la invasión de zonas peatonales que padece el centro urbano de Vilagarcía de Arousa no solo se mantiene, sino que empeora por momentos.
Ni siquiera los controles ejercidos puntualmente por la Policía Local parecen suficientes para frenar la ocupación de esas plazas y calles «humanizadas» por parte de los automovilistas, algunos de los cuales repiten este proceder a diario.
Los más incisivos son los repartidores, que campan a sus anchas por la plaza de Galicia, Alcalde Rey Daviña, Arzobispo Lago, Covadonga, Castelao y tantas otras zonas acotadas para garantizar la seguridad de los viandantes.

Vehículos en la plaza de Galicia. / M. Méndez
Esos conductores de coches, furgonetas e incluso motos y camiones disponen de unas zonas delimitadas por el Concello para realizar las tareas de carga y descarga, al igual que tienen unos horarios que cumplir –de mañana y de tarde– en los que sí pueden circular por zonas peatonales para realizar sus entregas.
Pero muchos no respetan una cosa ni la otra, de ahí que en cualquier momento del día invadan zonas prohibidas, sin importarles que puedan estar llenas de gente e incluso atravesando actos públicos que se celebran en espacios como la céntrica plaza de Galicia.
Hay que insistir en que, al igual que hay conductores particulares que invaden estos lugares para ir al cajero, tomar café en un bar cercano o hacer compras, también los hay que usan las calles peatonales para atajar, así como repartidores que aparcan sus vehículos en cualquier parte, incluso en medio de la plaza, como si de su área de carga y descarga reservada se tratara.

Furgonetas de reparto en la plaza. / M. Méndez
Esto lo hacen para llegar sobre ruedas casi hasta la puerta de la entrega de los paquetes, en lugar de aparcar en las zonas habilitadas, fuera de las peatonales, y desplazarse a pie unos metros más.
Como ya se explicó en otras ocasiones, con este proceder ponen en peligro la integridad de las personas, causan destrozos en el piso y el mobiliario de las zonas peatonales y dañan la imagen que Ravella trata de proyectar con su «modelo de ciudad».
Una presión especialmente preocupante en la plaza de Galicia
En las últimos días se ha apreciado una mayor presencia policial en las zonas peatonales como la plaza de Galicia, una de las más afectadas por la presencia de vehículos. Al igual que parecen haber aumentado las sanciones impuestas por los agentes municipales. ¡Pero ni con esas!
El ir y venir de agentes de Policía Local, tanto a pie como en coche patrulla, no parece preocupar a esos automovilistas, que se empeñan en saltarse las normas a la torera y ya han protagonizado más de un incidente con los peatones que les recriminan su actitud.
Está por ver qué va a pasar en cuanto el mes que viene se inaugure la calle de Clara Campoamor –antigua Conde Vallellano–, ya que es una de las zonas que el gobierno de Alberto Varela más quiere proteger como espacio de ocio y punto de encuentro social, dando absoluta prioridad de uso a los peatones.
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