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Entrevista | María del Carmen Besada Patrona mayor de la cofradía de pescadores San Martiño

«Al desaparecer la almeja fina y la babosa, el marisqueo es insostenible»

«Mientras otras paraban, nosotras seguimos trabajando duro, a pesar de que hacerlo era como ir hacia un suicidio»

«La idea es ganar tiempo para que los ejemplares inmaduros se desarrollen y se reproduzcan»

«Debemos agradecer y aplaudir la ayuda de la conselleira Marta Villaverde y la directora Elena Suárez»

María del Carmen Besada, patrona mayor de la cofradía de pescadores San Martiño

María del Carmen Besada, patrona mayor de la cofradía de pescadores San Martiño / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

O Grove

María del Carmen Besada Meis, hasta entonces máximo exponente del colectivo de marisqueo a pie, se convirtió en patrona mayor de la cofradía mancomunada de San Martiño a raíz de las elecciones celebradas el 29 de octubre de 2022, relevando en el cargo a Manuel Antonio Otero Aguín.

Tras superar una importante batalla fratricida desatacada por un sector crítico, la patrona no solo se ha consolidado en el puesto, sino que ha conseguido algo que llevaban mucho tiempo reivindicando tanto ella y su equipo como sus detractores.

Mejor dicho, consiguieron más de lo que buscaban inicialmente y de lo que muchos se podrían imaginar, puesto que, gracias a la Consellería do Mar, desde el pasado día 1 esta cofradía se acoge a un cese de actividad remunerado de nada menos que seis meses.

Este paro biológico subvencionado tiene validez hasta el 31 de marzo de 2026 e incluso puede ser ampliado si, llegado el momento, no se han conseguido los resultados buscados.

—Esto es lo nunca visto... ¿Seis meses de inactividad remunerada? ¿Cómo lo han conseguido y por qué?

Lo hemos logrado gracias a la Consellería do Mar. Y se nos ha otorgado porque es una medida extremadamente necesaria y vital para el marisqueo.

Todo el mundo sabe que llevamos años en picado, como todas las cofradía, sobre todo desde las intensas lluvias y riadas de 2023. Y mientras en otras agrupaciones de mariscadoras se acogían a ceses de actividad desde el principio, nosotras seguimos trabajando duro, a pesar de que hacerlo nos estaba conduciendo a un suicidio.

—¿A qué se refiere con eso de llevar años en picado?

A que desaparecieron la almeja fina, la babosa y el berberecho ... Hay cría, pero no se alcanzan las cantidades ni las tallas deseadas. Hasta ahora estuvimos aguantando con la japónica que comprábamos y sembrábamos, pero eso no era suficiente.

La japonesa siempre fue un complemento, ya que los ingresos de verdad eran los procedentes de la fina y la babosa. Y claro, al desaparecer estas especies, el marisqueo es insostenible. Por eso llevábamos más de un año llevando doscientos euros al mes a casa, y así no se puede vivir.

Marisqueo a pie en O Grove.

Marisqueo a pie en O Grove. / Paco Luna

—¿Por qué no crecen los bivalvos?

Eso es lo que están estudiando la Xunta y sus investigadores. Todo sabemos que son muchas causas, como las propias riadas, la subida de la temperatura del agua, el descenso de salinidad... Lo que nosotros sabemos es que antes una mariscadora podía alcanzar en un tope de 5 kilogramos de almeja japonesa entre 3 y 4 kilos de la buena, pero resulta que ahora en los mejores días ni siquiera llega a 400 gramos, o incluso menos…

—¿Y que esperan conseguir con este parón de, al menos, seis meses?

Que el marisco se pueda recuperar, porque en los bancos se ve que hay cría, pero necesita tiempo para crecer y reproducirse.

De ahí la importancia de que la Xunta nos ayude en estos difíciles momentos con una medida así, ya que nos permite albergar la esperanza de recuperar la productividad de antaño o, al menos, revertir el declive actual y poder obtener una producción digna, que nos ayude a sobrevivir. La idea es ganar tiempo para que los inmaduros se desarrollen y se recupere el marisqueo.

—Esto es un éxito importante para su gestión y para el conjunto de la cofradía.

Es un éxito para todos. Y, lógicamente, estamos muy contentos y agradecidos porque un paso así de importante es algo que necesitábamos tanto nosotras, las mariscadoras, como el conjunto de la ría, pues todos sabemos que su producción va a menos cada día que pasa.

Es por eso que se requiere de decisiones importantes como esta, de ahí que debamos agradecer y aplaudir la ayuda que nos brinda la Consellería do Mar a través de su conselleira, Marta Villaverde, y la directora territorial en Vigo, Elena Suárez, que ha estado a nuestro lado y nos ha apoyado en todo momento.

Una caída constante desde antes del covid, agravada en invierno de 2023

La lonja de contratación de O Grove refleja claramente la caída constante de producción marisquera, en lo que a bivalvos se refiere.

Prueba de ello es que la cofradía de pescadores San Martiño subastaba en el año 2017 un total de 444 toneladas, y eso que ya venía acusando unos problemas de productividad que se habían generalizado en la ría.

Al año siguiente la «rula meca» colocó en los mercados 323 toneladas de almeja y berberecho, mientras que en vísperas de la pandemia se subastaron 332, para caer a 249 toneladas de dichas especies en pleno confinamiento.

Ya en 2021 las cosas parecían estabilizarse, con 266 toneladas vendidas, pero todo volvió a complicarse en 2022, cuando se comercializaron 238, y se fue al traste en 2023, que se cerró con apenas 218 toneladas. Lo peor aún estaba por llegar, puesto que las consecuencias de las intensas precipitaciones y riadas de aquel invierno iban a pagarse en 2024, de ahí que las ventas de almeja y berberecho en el puerto grovense se desplomaran hasta 152.

Ya en caída libre, en lo que va de año son apenas 93 las toneladas vendidas, de ahí la decisión de «resetear», frenando por completo el marisqueo a pie durante seis meses antes de volver a empezar.

Claro que el problema se nota mucho más si se analiza exclusivamente lo sucedido con la babosa y la fina. De la primera especie se subastaron 50 toneladas en 2020, para caer a la mitad al año siguiente, limitarse a 11 toneladas en 2023, desplomarse hasta 78 toneladas en 2023 y desaparecer casi por completo en 2024 y en el presente ejercicio, con una tonelada y apenas 39 kilos, respectivamente.

Con la fina ocurre lo mismo: 41 toneladas en 2020 y 2021, 28 en 2022, 22 en 2023, 5 el año pasado y 2,5 toneladas este año.

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