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Medio siglo alimentando a los niños en Catoira

La comunidad educativa del CPI Progreso rindió un emotivo homenaje a Rosa Isorna Portugués

Se jubila a los 72 años de edad, después de 46 trabajando en la cocina del centro

Manuel Méndez

Manuel Méndez

Catoira

A Rosa Isorna Portugués no se le puede pedir más. Solo agradecerle los servicios prestados, su entrega permanente, su pasión por el trabajo y el cariño que dio a los que fueron sus niños durante nada menos que 46 años.

Ese casi medio siglo de su vida es el tiempo que esta vecina de Catoira entregó a los demás ejerciendo como cocinera del CPI Progreso, por el que pasaron alrededor de 300 niños cada curso, acudiendo al comedor aproximadamente un tercio de ellos.

La homenajeada recibió el cariño del antiguo director y del actual.

La homenajeada recibió el cariño del antiguo director y del actual. / FdV

Un cálculo rápido podría llevar a decir que han sido 13.800 alumnos de Educación Infantil y Enseñanza Secundaria Obligatoria desde que comenzó; 4.500 de ellos haciendo uso del servicio de comedor.

De ahí que no sea de extrañar el más que merecido y emotivo homenaje que la comunidad educativa del Progreso quiso rendir esta mañana a Rosa con motivo de su jubilación.

Casada y con dos hijos, esta vikinga de 72 años de edad deja una huella imborrable y, para muchos, un recuerdo inigualable, ya que no solo fue la cocinera, sino que hizo de conserje, asesora, confidente y «segunda madre» de varias generaciones de niños catoirenses.

Además, lo hizo siempre con absoluta profesionalidad y entrega, sin pedir nada a cambio ni siquiera cuando se prestaba a colaborar en absolutamente todo y realizaba labores que no estaban vinculadas a su más que meritorio papel entre fogones.

Todos quisieron fotografiarse con Rosa.

Todos quisieron fotografiarse con Rosa. / FdV

Seguro que lo seguirá haciendo en esta nueva etapa de su vida, porque lo de hoy fue solo una despedida con la que poner la guinda al pastel de su brillante trayectoria profesional, y eso no va a impedir que Rosa siga arrimando el hombro en aquello que sea necesario, como hizo siempre.

Vive justo al lado del centro educativo, de ahí que en los últimos 46 años no se limitara a cocinar, sino que estuvo disponible para echar una mano, aunque no formara parte de sus ocupaciones ni estuviera dentro de su horario laboral.

«Deja un vacío muy grande, pero seguro que seguirá colaborando con nosotros», esgrime el director del CPI Progreso, Fernando San Martín, uno de los impulsores del homenaje sorpresa que brindaron a Rosa tanto la propia dirección como el profesorado y los alumnos, actuales y pasados.

Ahora se habla mucho de pulpo en Reino Unido porque dicen tener una «invasión» de cefalópodo. Hace siete años no se conocía tanto por aquellas aguas, y mucho menos preparado «á feira», como mandan los cánones. Esa fue la lección de vida que Rosa Isorna dio a los estudiantes irlandeses que visitaron el CPI Progreso en 2018. En la foto se la ve en plena faena en la cocina del Progreso.

La cocinera preparando pulpo a los jóvenes irlandeses, en 2018. / Iñaki Abella

Un acto en el que entregaron a la homenajeada unas flores y una cesta repleta de productos gourmet, al tiempo que entre todos los participantes le dedicaban una canción y, en definitiva, le transmitían todo el cariño que profesan a esta mujer.

La misma, por cierto, que también deleitó con su buen hacer en la cocina a alumnos y profesores de diferentes partes del mundo que, con motivo de diversos intercambios educativos y socioculturales visitaron la localidad vikinga durante las últimas décadas.

Baste decir, ahora que se habla tanto de pulpo en Reino Unido, porque dicen tener una «invasión» de cefalópodo, que hace siete años no se conocía tanto por aquellas aguas, y mucho menos preparado «á feira», como mandan los cánones.

Y esa fue la lección de vida que Rosa Isorna dio a los estudiantes irlandeses que visitaron el CPI Progreso en 2018, a quienes deleitó con unas buenas raciones.

Quedó claro entonces que también el pulpo se da bien a esta cocinera que, según dicen quienes probaron sus platos, «todo le sale rico», aunque lo más destacado de su carta son los de cuchara, desde lentejas a guisos y caldos, y la tortilla de patatas.

Rosa Isorna Portugués seguirá estando ahí, al otro lado de la carretera que separa su casa del colegio en el que vio crecer a tantos niños, algunos de los cuales son hoy padres de familia que aún recuerdan las comidas que les preparaba en su etapa escolar y aún les abren el apetito cuando piensan en ellas.

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