La plaza de abastos más desaprovechada
El mercado municipal de Vilagarcía sigue haciendo aguas
Hay puestos mucho más tiempo cerrados que abiertos

Clientes pasando entre puestos vacíos de la plaza, el miércoles. / M. Méndez

A principios de 2023 se lanzaba desde el Concello de Vilagarcía el Reglamento de la Plaza de Abastos, que establecía que desde el 1 de enero de 2024 empezarían a contabilizarse los días injustificados de cierre de puestos en ese mercado municipal.
Se trataba así de recuperar el esplendor que tenían antaño estas instalaciones y frenar su lento agonizar, en gran medida provocado por la incomparecencia de buena parte de los vendedores de pescados y mariscos durante buena parte del año.
No hay que olvidar, aunque no les gusta que se haga público, que la inmensa mayoría de los placeros se limita a aprovechar el tirón de los martes y sábados, coincidiendo con la celebración del mercadillo ambulante, pero durante buena parte del año –en verano se nota menos– «desaparecen de escena» los lunes, miércoles, jueves e incluso viernes.

Carnicerías y un puesto de precocinados, abiertos, junto a las vacías bancadas de pescados, mariscos y pan. / M. Méndez
Provocan así una desangelada imagen de la plaza que ya se criticó en ocasiones anteriores y que en nada ayuda a promocionar este Mercado de Excelencia, ya que su falta de oferta y atractivo a lo largo de la semana, hace que cada vez sean menos los compradores que lo visitan.
Pero a pesar de que ese declive es un secreto a voces, y ya en la recta final de 2025, nada más se supo, al menos oficialmente, de aquel reglamento y el control que supuestamente iba a ejercer Ravella para velar por su cumplimiento.
Así las cosas, el ascensor acumula meses y más meses sin funcionar, la máquina del hielo tiene problemas «desde hace mucho» y el grueso de los vendedores siguen acumulando faltas de asistencias, manteniendo sus puestos más tiempo cerrados que abiertos.

Tres de los cuatro puestos de pescados y mariscos que funcionaron el miércoles. / M. Méndez
De ahí que unas instalaciones tan importantes, llamativas y funcionales como las de la plaza de abastos, en las que se invirtió tanto dinero desde el Concello y la Xunta en los últimos años, acentúen su desaprovechamiento y su pobre aspecto mientras otras plazas de la comarca ganan enteros y atraen a un creciente número de clientes.
La mantienen viva
Los propios vendedores se quejan de la situación generada. Al menos los que sí procuran acudir cuantos más días mejor a la plaza vilagarciana y, a la postre, son los que aún la mantienen con vida.
Baste como ejemplo lo sucedido el miércoles pasado, cuando medio centenar de excursionistas pasaban antes el edificio del marcado municipal de abastos y ni siquiera entrar, después de que uno de ellos se asomara por una de las puertas del inmueble y viera que absolutamente todos los puestos de pescado de aquella sección del edificio estaban vacíos.

Una de las carnicerías que abren a diario. / M. Méndez
Así que optaron por seguir camino, explicando que a otros pueblos o ciudades a los que van cuando están de viaje sí suelen visitar sus tradicionales mercados.
Pero el de Vilagarcía no ejerce ese reclamo porque, efectivamente, el miércoles, como tantos otros días, únicamente funcionaban las carnicerías.
Las mismas en las que se escuchan los lamentos de sus propietarios, algunos de los cuales aseguran que pierden clientes porque los puestos de pescados y mariscos no abren a diario.
Reducida oferta
«Si no hay variedad en la oferta de la plaza, muchos ya no vienen porque prefieren marcharse al supermercado, donde encuentran de todo, y eso supone que nosotros, los que cumplimos las normas y abrimos a diario, pagamos los platos rotos de los demás», explicaba uno de los carniceros.

Dos clientes abandonan la plaza entre puestos cerrados. / M. Méndez
Lo indicaba mientras observaba las bancadas vacías, ya que el miércoles únicamente había operativos, en la nave central de la plaza, exactamente cuatro puestos de pescados y mariscos.
Todos los demás, hasta aproximadamente una veintena que deberían estar funcionando, permanecían cerrados.
Pueden perder la concesión
Y eso a pesar de las advertencias iniciales de Ravella. Advertencias que ya nadie se cree y obedecían a una ordenanza como la antes citada, en la que se establece que los vendedores pueden perder su concesión en caso de no ocupar y explotar su puesto durante un mes ininterrumpido, o sesenta días alternos, a lo largo de un año.
«¿Sesenta días alternos cerrados a lo largo de todo el año?; algunos lo que están es solo sesenta días abiertos», ironizan, entre resignados y enfadados, quienes operan en la plaza de abastos y exigen al Concello que se controle la asistencia de los vendedores.

La pobre imagen que ofrecía la plaza de abastos el miércoles pasado. / M. Méndez
Los mismos, por cierto, que si comercializan pescados y mariscos pueden ver cómo se anula su concesión si el puesto está inoperativo de forma injustificada durante un mes ininterrumpido o 30 días alternos, con la excepción hecha de los lunes, cuando tienen permitido cerrar, y los días de fuerte temporal, cuando no hay producto en las lonjas.
Algo que no sucedía el miércoles, como tampoco tantos otros miércoles de los últimos años, cuando sin motivo aparente los puestos de la plaza de abastos vilagarciana permanecieron cerrados.
Sus titulares se aferran al derecho a no trabajar o prefieren irse a vender a otras plazas.
Pueden hacerlo, pero eso implica saltarse a la torera el reglamento municipal y mantener infrautilizadas unas instalaciones concebidas para vivir tiempos mejores.
«De nada sirve toda la inversión realizada por el Concello y la Xunta, como tampoco ayuda que nos hagan asistir a cursos de formación para justificar las subvenciones como Mercado Excelente, si después resulta que la mayor parte de los días hay más puestos de pescado cerrados que abiertos», insisten algunos de los vendedores.

Xoanqui Ameixeiras. / M. Méndez
Hablan así, por ejemplo, de lo sucedido el miércoles pasado, cuando por la mañana la plaza estaba vacía, dada la notable ausencia de vendedores, y por la tarde congregó a un nutrido número de esos mismos trabajadores para asistir a un nuevo curso en el que «perfeccionar sus conocimientos sobre atención al cliente, marketing, preparación y presentación de producto», explicaban desde Ravella.
Una nueva acción formativa de la Rede de Mercados Excelentes de Galicia para «mejorar la comunicación con los clientes, aprendiendo a gestionar sus quejas y reclamaciones», además de adquirir conocimientos básicos «sobre rotulación y serigrafía, adecuación de su imagen, diseño, montaje» y otros aspectos con los que mejorar la presentación de sus puestos ante los compradores.
También el miércoles pasado, mientras los puestos de pescados y mariscos estaban vacíos, el afamado cocinero Xoanqui Ameixeiras ofrecía un nuevo taller de cocina con el que promocionar los productos de proximidad, calidad y confianza que pueden encontrarse en la plaza.

Uno de los cursos de formación. / FdV
Una experiencia que continuaba ayer en la de Vilaxoán, en este caso de la mano del propio Xoanqui Ameixeiras y el chef Patxi García, con protagonismo para las conservas de Los Peperetes.
Se hacía para mostrar a los asistentes cómo elaborar platos sencillos con conservas locales; como siempre en estos casos acompañando las explicaciones de una degustación de las recetas elaboradas.
Puede recordarse que esta actividad, impulsada por la concejalía de Promoción Económica, que dirige Álvaro Carou, tendrá continuidad el día 9, de nuevo en la plaza de abastos de Vilagarcía, el 11, en la lonja de Carril y el día 25 en el mercado de Vilaxoán, en estos dos últimos casos con la chef Rocío Garrido.

Una etiqueta de Mercado Excelente que Ravella trata de conservar
La plaza de abastos de Vilagarcía está considerada Mercado Excelente desde 2022, «tras dar cumplimiento a una serie de requisitos y seguir un procedimiento que le permitió elevar su nivel de calidad en materia de instalaciones, accesibilidad, organización, servicios al cliente y similares».
Así lo explican desde Ravella, sabedores de que es tan difícil conseguir como conservar esa marca de diferenciación, de ahí su empeño por mantenerla a base de cursos formativos y acciones promocionales como los talleres de cocina o el reparto de bolsas alusivas a esa marca, tal y como se hizo ayer mismo. Dicha distinción se renueva cada tres años, y de hecho la plaza fue sometida a una inspección técnica para determinar si sigue cumpliendo con todos los requisitos.
En mayo se resolvió favorablemente el expediente, y ahora solo queda seguir trabajando para seguir conservándolo.
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