Los héroes al sol de la playa de Compostela
Una vez arrancada la campaña de verano con la llegada del mes de julio, Mateo y Raúl viven junto a sus compañeros la aventura de convertirse en socorrista durante ocho horas al día, aunque este año todavía queda alguna plaza sin cubrir

Cuatro socorristas se preparan para los primeros días de servicio en Vilagarcía / Iñaki Abella
Abrir el módulo, sacar el material, subir las banderas y avisar por megafonía a la playa que inician el servicio; esa es la rutina que vive cada día la plantilla de socorristas de la playa de Compostela. Desde el pasado 1 de julio la campaña veraniega ha comenzado. Mateo Lamas y Raúl Seoane, de 18 y 23 años, respectivamente, son dos de los integrantes de un grupo todavía incompleto.
De las doce plazas ofertadas por el Concello de Vilagarcía, tan solo se han cubierto once, la última, durante la jornada de ayer. El equipo de salvamento confía en que, finalmente, quedarán cubiertas todas las vacantes y podrán ofrecer un servicio de calidad y completo también en las playas de Bamio y Vilaxoán. «Con la incorporación del último compañero, tendremos que cambiar los horarios, porque habrá que abrir también en Vilaxoán, pero confío en que al final seremos doce socorristas», remarca Raúl.
Ambos señalan que la carencia de profesionales presentados no se debe a las condiciones proporcionadas por el Concello en las playas. De hecho, los dos repiten por tercer año consecutivo en Vilagarcía, pese a ser originarios de Santiago de Compostela. El horario es de 12.30 a 20.30 y, mientras que el joven Mateo viene en tren todos los días, Raúl tiene la suerte de tener un piso aquí que le facilita el tema del transporte. Sin embargo, creen que es un horario que no les condiciona, «al final no madrugas, trabajas solo cuatro días y puedes aprovechar las últimas horas del día».

Pruebas de selección del pesonal de socorrismo Iñaki Abella
Desde su experiencia, aseguran que muchos de los que se presentan van a «firmar el paro» y que hay otros a los que les llaman del SEPE, pero no van. «Hay mucha gente que no quiere trabajar en verano, pero con nuestra edad, es un dinero muy importante», comenta Mateo, que trabaja como socorrista desde que obtuvo el título haciendo el curso del FESGA en A Coruña. A diferencia de Raúl, que accedió a través del ciclo medio de deportes, que le permitió la opción de sacarse la titulación de socorrista en espacios abiertos.
La rutina veraniega en Arousa
Sin duda, la zona más concurrida del arenal vilagarciano es la playa de A Concha, puesto que se encuentra en la entrada del paseo y, a su vez, cerca de la salida para la estación de tren, medio que utilizan muchos de los visitantes de los alrededores de Vilagarcía.
Por ello, una vez que montan su puesto, se dedican a hacer dos tipos de vigilancias: la primera desde el propio módulo, donde disponen de todo el material necesario para atender cualquier tipo de emergencia primaria, y la segunda, que consta de hacer patrullas de dos en dos por todo el largo y ancho de la playa, para comprobar que todo sigue su curso. Sin embargo, siempre desde la cautela y la precaución, afirman que es una playa tranquila donde no suele haber problemas importantes, «como mucho algún corte o algún pinchazo», explica Mateo.
Sobre los materiales, confirman que tienen todo lo necesario, aunque sí que recuerdan que, hace un par de años, contaban con un quad motorizado que les facilitaba el desplazamiento por una playa tan larga como la de Compostela en caso de una emergencia grave.
A pesar de esto, mandan un mensaje tranquilizador a los visitantes de estas playas, sosteniendo la idea de que son personal totalmente preparado y con las herramientas necesarias para operar ante cualquier suceso. Además, con el fin de sosegar a los bañistas, avisan de que los servicios de emergencias de Vilagarcía se encuentran a apenas diez minutos de la playa. Lo que, sumado a la más que probable incorporación del duodécimo socorrista, permitirá vivir un verano espléndido en Vilagarcía de Arousa.
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