La intensa ola de calor condiciona el inicio de las rebajas en Arousa

Con la llegada del mes de julio, las tiendas comienzan a colgar esos característicos carteles rojos anunciando descuentos exclusivos en sus productos. A pesar de que, «desde que el señor Amancio Ortega las adelanta, las adelantamos todos», comenta una comerciante local, la mayoría de las tiendas del centro de Vilagarcía de Arousa llevan una semana con la campaña de las rebajas veraniegas puesta a punto.

Pese a que son varias las tiendas que aseguran estar viviendo un gran comienzo de periodo, muchas acusan a la ola de calor de la ausencia de los grandes arrebatos habituales del inicio de las rebajas. «Al coincidir con la primera semana de playa de verdad, muchos dejan de lado las tiendas para aprovechar el sol», cuentan algunos vendedores de la zona, que notan que durante estos últimos días la afluencia en sus tiendas se ve notablemente reducida. No obstante, también se analiza desde la otra cara de la moneda, ya que en tiendas como la cadena nacional Springfield afirman que esta racha de buenas temperaturas «anima a la gente a comprarse conjuntos para lucirlos en la playa».

El turismo al rescate

En lo que coinciden todos y cada uno de los comercios es en la inyección de ventas que supone la llegada masiva de los turistas en estas fechas. Por lo general, las semanas de mayor impacto turístico todavía suelen esperar hasta mediados o incluso finales del mes de julio. A pesar del apoyo de los locales, la llegada de los miles de visitantes durante los meses de verano repercute con creces a nivel de ventas en las tiendas mejor ubicadas en Vilagarcía.

«Muchos tienen una segunda residencia aquí y otros tan solo vienen de paso, pero, sin duda, son los que más gastan», relatan desde Gussto. El optimismo es generalizado. A pesar de que la ola de calor ha condicionado el inicio de la campaña de verano, la diferencia respecto a las semanas anteriores es notoria, augurando que «el verano en Vilagarcía no decaiga hasta la tercera o cuarta semana del mes de agosto». Las expectativas para los dos meses restantes de rebajas son muy altas. Por el momento, las cifras son muy similares a las recogidas en las mismas el año pasado, pese al condicionante de la temperatura.

Muchos comercios aprovechan la popularidad del comercio en línea para complementar las ventas en sus tiendas físicas. Algunas replican las rebajas ofrecidas en el propio local en sus respectivas páginas web, mientras que otras lanzan ofertas especiales en físico con el fin de incentivar las compras tanto de turistas como de los compradores habituales que pasan por sus tiendas.

«No todo es culpa del calor»

A pesar del buen inicio de campaña, Rocío Louzán, presidenta de la asociación de comerciantes Zona Aberta de Vilagarcía, considera complicada la situación del comercio vilagarciano. Como varios propietarios, achaca a las temperaturas poco habituales en estas fechas parte de la culpa, pero no lo limita a ese aspecto. A pesar de que por las mañanas hay algo más de ambiente, el calor y la consciencia de los consumidores de la existencia de los múltiples periodos de rebaja que se llevan a cabo a lo largo del año, reducen drásticamente las ganas de comprar.

No obstante, Louzán asegura que «los comercios textiles y de calzado sifuen siendo los que más venden, pese al crecimiento exponencial de los locales deportivos». Además, concuerda con varios propietarios en que, con el paso de las semanas y el incremento de la llegada de los turistas a Vilagarcía de Arousa, la situación mejorará de froma. La distribución de los locales en el centro de la ciudad gusta mucho a sus visitantes, puesto que se encuentran muchas tiendas de estilo multimarca, que suelen ofrecer productos distintos a los más habituales, de muy buena calidad y a precios ostensiblemente reducidos.

A pesar de formar el músculo principal de las ventas durante el periodo de rebajas en Vilagarcía, los turistas no son los únicos que dedican parte de sus sueldos a renovar su armario de cara a la temporada de verano. Muchos jóvenes se lanzan a los descuentos dada su limitada capacidad económica, mientras que otros de mediana edad también aprovechan la reducción de precio para apropiarse de prendas y calzado por un valor notablemente inferior al que realmente poseen.