Muiñeiras, gaitas y pandeiretas, la cultura musical que conserva la asociación Penaguda

Se celebró la vigésimo segunda edici´pon del Encontro tradicional en Meaño

Padre e hijos. | T.H.

Padre e hijos. | T.H.

Meaño

Los grupos de gaita, pandereta, cantareiras y danzantes de la cultural Penaguda de Dena deleitaron un año más en el que era su «XXII Encontro de Baile e Música Tradicional Galega». Fue en la noche del sábado en la plazoleta de Coirón, al fondo de la rúa dos Colexios, y que congregó a ese centenar de personas que cada año es siempre fiel a la cita.

Uno de los bailes de Penaguda. |  T.H.

Uno de los bailes de Penaguda. | T.H.

En total ofrecieron catorce piezas con una hora de duración, entre las que sonaron las muiñeiras de Rodeiro, Ameixenda, Pigarzos, Traspielas, Quinteto y Baralla, unas tocadas y otras con canto, así como la alborada de Celanova, la jota de Silvoso, el chotis de Cerqueda, la foliadas dos vellos o el pasodoble de Fonte Ferreira. Unas estaban interpretadas por el joven grupo de iniciación y otras por el de mayores que crece y empieza a hacerse notar en Dena.

Fin de curso

A la sazón, se trataba de una muestra para poner fin al curso, dirigido por los maestros Francisco Abollado «Pichi», todo un referente de años en el baile tradicional, Roberto Sotelo, profesor de gaita y percusión, y María Vidal, con más de tres décadas formando a cantareiras y pandereiteiras en el mundillo, y que el pasado año iniciaba su formación con grupos de Penaguda.

«En este segundo año -explicaba María Vidal- son ya 17 pandeireteiras y el grupo se consolida, al haber sido dedicado este año las Letras Galegas a este mundillo, contribuyó a reconocer su papel y ponerlas en valor para la pervivencia de nuestra cultura».

La difícil conquista

Antonio Prieto, gaiteiro y presidente del colectivo Penaguda, reconocía que «en los últimos cuatro o cinco años cuesta nutrir al grupo de alevines en iniciación, porque banda y escuela de música se lleva a la mayoría de los niños, pero, en cambio sí se consolida el grupo de mayores, que parece que se está animando a adentrarse en el baile y la pandereta».

Mantener económicamente la escuela, admite, «es una tarea ardua, nosotros ofrecemos la actividad a precios populares, y con la aportación de los alumnos no es suficiente, y es ahí donde entra la asociación cultural que, con el dinero que ganamos con las actuaciones del grupo de gaitas, destinamos gran parte de ello a sustentar la escuela».

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