NOCHE MÁGICA | Los vecinos festejan una tradición con gran arraigo

El viento «pone» por las nubes la sardina fresca de San Juan y más de mil hogueras iluminaron O Salnés y el Ullán

La escasez elevó los precios que, en algún caso, alcanzaron los 15 euros por kilo

La ciudad de Vilagarcía registró el mayor número de «cacharelas», con 329, seguida de Sanxenxo y Cambados, que autorizaron 242 y 173

Un hombre cruza de un salto las llamas de una gran hoguera en Vilanova de Arousa.

Un hombre cruza de un salto las llamas de una gran hoguera en Vilanova de Arousa. / Noé Parga

O Salnés

La sardina no puede faltar en la noche más mágica del año y quienes esperaron al último momento para comprar el preciado pescado azul tuvieron serias dificultades para conseguirlo, o bien se tuvieron que rascar el bolsillo. La flota salió a faenar el domingo en una nueva jornada concedida de manera extraordinaria para la celebración de San Juan en Arousa, pero el viento norte obstaculizó sus planes y el puñado de barcos participantes volvió a puerto con escasas capturas, así que imperó la ley de la oferta y la demanda y en las plazas de la comarca se llegó a pagar el kilo a 15 euros.

La lonja de Cambados celebró ayer por la mañana una subasta que casi no fue tal, pues muchas de las descargas que arribaron ya se etiquetaron y se apartaron para cubrir encargos. Ya de madrugada se había empezado a correr la voz de que iba a haber muy poco y alguna pescantina arousana incluso decidió probar suerte en la rula de Vigo, pero la cosa no fue mucho mejor.

En el puerto de Tragove se contabilizaron unos 157 kilos de sardina y algo menos de «xouba», cuyo precio más alto fue de seis euros por kilo y el más bajo de dos, esto sin contar impuestos. Así las cosas, cuando llegaron a los mercados donde compran los ciudadanos, no bajaron de los 10 euros, llegando incluso a los 15, en algún caso.

Las placeras consultadas por este diario explicaban que no pudieron cumplir con los pedidos. «Había reservado 20 cajas y solo me pude llevar dos. Fue horrible, no pudieron pescar nada porque había mucho norte», contaba Eugenia Fernández desde su puesto en la capital del albariño.

Una placera de Vilagarcía con pedidos preparados y pocos kilos para el comprador de última hora.

Una placera de Vilagarcía con pedidos preparados y pocos kilos para el comprador de última hora. / Noé Parga

Los precios contenidos que se vieron el sábado, cuando también se celebró una subasta excepcional, no tenían nada que ver. Según los datos de la Consellería do Mar, se pescó más de una tonelada que se ofreció en los puntos de venta a seis o siete euros el kilo y, de hecho, hubo bastante comprador previsor, que no quiso arriesgar.

Que ayer fueran del doble tiene, para vendedoras como Fernández, su razón de ser, teniendo en cuenta el principio económico de la oferta y la demanda. «Las placeras nos llevamos la mala fama y dicen que somos unas ladronas, que compramos la sardina por unos pocos euros, pero no es verdad. El precio lo ponen los marineros y nosotros nos adaptamos –ellos son los que se juegan la vida en el mar– y ajustamos y, de hecho, en este caso, yo no le gano más de dos o tres euros al kilo, teniendo en cuenta los impuestos y demás. Muchos clientes vienen y le parece caro, pero es lógico que la gente quiera ganar dinero con su trabajo y si hay poco, el precio sube. Se podría comparar con una jornada laboral de otro trabajo cualquiera que tiene una mayor remuneración en un día de descanso, un festivo o una fecha especial», defendió.

En resumidas cuentas, muchas pescantinas tuvieron que ajustar mucho su margen y también dar la mala noticia a muchos clientes. «Solo pude comprar unos 14 kilos y tenía pedidos por el doble, y si hubiera habido sardina, venderíamos el cuádruple. El cliente que me pidió seis solo pudo llevarse dos y a algunos no pude despacharle ni eso», añadió la responsable del puesto de Tania, en la plaza de Vilagarcía.

Más de mil hogueras

Con todo, la sardina asada no faltó en las más del mil hogueras que alumbraron la noche de San Juan en los concellos de O Salnés y el Ullán. Vilagarcía se llevó la palma con la concesión de 329 autorizaciones, lo que supone un número superior al año pasado, cuando fue de 267 (300 fueron peticiones para fincas particulares).

En Sanxenxo también aumentaron los permisos, en una decena más, llegando a los 242 de los cuales, 224 eran en propiedades particulares y 18 en playas. Esta es la tónica general: la gran mayoría de las concesiones fueron para fiestas en propiedades privadas.

En el caso de otros concellos, Valga tramitó 119 solicitudes y Cambados tenía constancia de 173: 35 en el centro urbano, 38 en Castrelo, 40 en Vilariño, 16 en Oubiña y 43 en Corvillón. En Vilanova, la cifra fue de 135, A Illa llegó al medio centenar, O Grove sumaba 68 y en Meis tenían registradas 113, incluyendo las de San Pedro, que se celebrarán la noche del 28 al 29.

Los Ayuntamientos abrieron el plazo de solicitud de ambas citas al mismo tiempo y en el caso de Ravella explicaban que han notado que esta festividad «está cogiendo fuerza, como demuestra el número de permisos tramitado. Este año se solicitaron 272». Son 70 más con respecto a 2024.

Jóvenes saltando una hoguera de Arousa.

Jóvenes saltando una hoguera de Arousa. / Noé Parga

Hay que tener en cuenta que San Pedro cuenta con mucha tradición en la ciudad: el santo es patrono en parroquias como Cornazo e históricamente se celebró también en barrios como el de Os Duráns.

Algunos de estos montajes con los que se cumple la tradición de quemar trastos viejos, y en algunos casos, réplicas de construcciones o algún elemento representativo del lugar, parten del esfuerzo de asociaciones culturales y vecinales que suman alrededor un programa con otros entretenimientos de actuaciones musicales y demás, aunque suceda como este año, que fue un día laborable y no festivo. De hecho, entre las autorizaciones también hubo comunitarias en Galáns, O Sixto y San Roque, en lo tocante a Vilagarcía.

Dipositivos de seguridad

También destacaron algunas iniciativas de la hostelería de ambas comarcas, que organizaron eventos especiales, como el caso de O Piñeiriño, que tiene uno de los más multitudinarios de O Salnés. En total, en esta ciudad se dio permiso a 11 locales para hacer sardiñadas populares en las calles; desde las del centro urbano, como Celso Emilio Ferreiro, hasta la periferia, con peticiones en Rosalía de Castro o la Avenida de Cambados, por nombrar algunas.

San Juan es una noche completa con varios factores que también conllevaron dispositivos especiales de policías locales, bomberos, servicios de emergencias, Protección Civil, Guardia Civil... Y es que por un lado está la vigilancia de las hogueras, con los peligros que puede conllevar el fuego, y por otro, las aglomeraciones de personas, sin olvidar que, aunque ha ido a menos, algunos aún practican la costumbre de robar portales y cierres.

A todo esto, los Concellos siempre exigen el cumplimiento de una serie de normas para evitar riesgos innecesarios y en el caso de los espacios públicos, para que todo quede limpio y recogido una vez terminada la celebración. Así, se establecen límites horarios y en Vilagarcía, las hogueras tenían que estar apagadas a las cinco de la mañana, como muy tarde, además de exigirse una separación con respecto del mar y del paseo marítimo de seis metros.

La playa de A Concha- Compostela recuperó este año la tradición de San Juan.

La playa de A Concha- Compostela recuperó este año la tradición de San Juan. / Noé Parga

Con todo, una de las más relevantes en todos los municipios tenía que ver con el establecimiento de un perímetro de seguridad para evitar un posible incendio.

En muchas localidades, las llamas de las «cacharelas» no podían superar el metro de altura y debían tener un radio de seis metros libres de edificios, mobiliario... Asimismo es habitual exigir contar con medios de extinción a mano y la prohibición de arrojar elementos contaminantes e inflamables, sin olvidar la distancia considerable de árboles o tendidos eléctricos.

El propósito es que una noche tradicionalmente llamada a ser de disfrute y confraternidad resulte tranquila y sin incidentes de gravedad.

Vilagarcía recupera una de sus estampas emblemáticas

Este año Vilagarcía recuperó una estampa tradicional: las «cachadas» en las playas. El año pasado fue imposible debido a la ejecución de los trabajos de erradicación del molesto cadillo.

Los arenales suelen estar entre los escenarios más deseados de los que disfrutan de esta noche especial y, de hecho, en la ciudad arousana se concedieron un buen número de permisos para celebrarla en la costa, con un total de 18, que en su mayoría tuvieron lugar en A Concha y A Compostela, pero también hubo alguna en A Covacha (Carril).

No obstante, en la localidad también destacaron otras ubicaciones, como el barrio de O Piñeiriño, donde se festejó una de las celebraciones populares más multitudinarias de Vilagarcía y se podría decir que de toda la comarca de O Salnés. De hecho, la Policía Local reforzó su presencia en la zona ante la previsión de una importante aglomeración de personas.

Los asistentes dieron cuenta de varios cientos de kilos de sardina y de churrasco, el plato menos tradicional, pero muy presente también en estas celebraciones para contentar a los que no disfrutan tanto del pescado. Pero también de actuaciones musicales y de buen ambiente, que se extendió hasta bien entrada la madrugada.

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