Carril recupera su alma de piedra en forma de cruceiro

Carril recupera su estampa del pasado a lo largo del día de hoy. Y es que después de 15 años, el histórico cruceiro volverá a lucir delante de la iglesia de Santiago Apóstol tras la minuciosa labor de restauración realizada por el equipo encabezado por la arqueóloga Iria López.

El andamio de ayer dará paso al cruceiro de hoy. |  Noé Parga

El andamio de ayer dará paso al cruceiro de hoy. | Noé Parga

Vilagarcía

Quince años después de haber sido brutalmente destruido en un acto vandálico, el cruceiro de la iglesia de Santiago Apóstol de Carril vuelve hoy a ocupar su lugar. Con la misma orientación, el mismo color y el mismo espíritu, la emblemática cruz de granito regresa al corazón del pueblo como símbolo de identidad, memoria y resistencia vecinal.

Los hechos ocurrieron en mayo de 2010, cuando un vecino de la parroquia de Trabanca-Sardiñeira, en un acto irracional, se encaramó a la barandilla de la plaza y, armado con un puntal de obra, destrozó a golpes la cruz que coronaba el cruceiro. Durante el juicio, celebrado en 2014, el autor del atentado contra el monumento declaró que había escuchado voces que se lo ordenaban. Fue condenado a pagar una multa de 500 euros y otros 1.200 para sufragar la reparación. Pero la restauración no llegó en ese momento.

Desde entonces, la comunidad carrilexa emprendió un largo camino para recuperar una pieza que trasciende la piedra: el cruceiro de Santiago Apóstol forma parte de la memoria colectiva de Carril y del patrimonio espiritual de Galicia. Así lo atestigua su presencia en la obra «As cruces de pedra na Galiza» de Castelao, donde se subraya su valor simbólico y arquitectónico.

Tras varias semanas de trabajos, hoy el cruceiro recuperará su histórico aspecto.

Tras varias semanas de trabajos, hoy el cruceiro recuperará su histórico aspecto. / Iñaki Abella

El cruceiro no es solo un elemento decorativo. Es, todavía hoy, una de las pocas cruces de piedra que conservan su función ancestral: señalar caminos, acoger al viajero y honrar la memoria. Durante generaciones, fue lo primero que veían los feligreses al llegar a la iglesia.

Durante años, los restos de aquel cruceiro mutilado estuvieron guardados en cajas en el local social de Cáritas, a la espera de una oportunidad que finalmente ha llegado gracias al impulso conjunto del Arzobispado, la implicación vecinal y un equipo de profesionales encabezado por la restauradora Iria López.

«Faltaría texturizar las reintegraciones con resina, y matizar el color para que quede igual», señalaba López tras instalarse ayer el andamio que permitió recolocar el cruceiro sobre su base original. La intervención fue minuciosa: cada detalle ha sido cuidado para que el resultado no sea solo una réplica, sino una resurrección patrimonial.

Hoy, al volver a alzarse, el cruceiro no solo devuelve la armonía estética a la plaza. Vuelve a ser el faro espiritual de Carril. Un símbolo de lo que fue, de lo que se perdió y de lo que se ha logrado recuperar gracias al empeño de todo un pueblo.

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