El patrimonio de las alfombras del Corpus se mantiene vivo en O Salnés y el Ullán
Cambados es uno de los grandes exponentes de esta costumbre con unos cuatro grupos de vecinos voluntarios | Este efímero trabajo conlleva varias semanas de trabajo

Preparación de una de las alfombras en Cambados. | Noé Parga
La confección de alfombras florales para la celebración del Corpus Christi es una arraigada tradición que tiene en las comarcas de O Salnés y el Ullán grandes exponentes. Uno de ellos es Cambados, donde se elaboran algunas de las más espectaculares de la zona y, de hecho, la localidad aparece en la relación de municipios mencionados por la Xunta en su declaración de esta costumbre como una manifestación del patrimonio cultural inmaterial.
Es posible gracias al trabajo voluntario de personas como Begoña Costa, que lleva 45 años encargándose junto a otros de una de las muchas alfombras que ayer lució el centro urbano de la capital del albariño.

Noé Parga |
La cambadesa contaba que empezó con 15 años y que en cada edición buscan hacer diseños diferentes y sorprendentes. Lo cierto es que es todo un arte y no solo se vieron las composiciones más sencillas y habituales en esta cita religiosa, sino también auténticas obras de arte, dibujando el semblante de Jesucristo y otras figuras que atraían inevitablemente la atención de los viandantes.
La procesión recorre diferentes partes del municipio y hay unos cuatro grupos de vecinos que se reparten el recorrido según pase por su zona. Los hay más o menos numerosos, pero siempre están abiertos a la colaboración, ya sea para cortar el «verde», que son fundamentalmente hojas de tuya, como para definir los dibujos con sal y a los que luego se le añaden las flores, ya a primera hora de la tarde, para que luzcan lo más frescas posible en el paso procesional.

Uno de los tapices cambadadeses. | |
Según Costa, los vecinos hacen sus aportaciones de flores silvestres e incluso de unas rosas, como las que ayer lucía una de sus composiciones tras haberlas pintado de dorado. Además, cuentan con la colaboración del Concello, que asume el gasto de la sal y el tinte.
Es un trabajo bastante agotador y efímero, pero quienes participan indican que merece la pena tras ver la espectacularidad con la que lucen calles como Padre Peña, Isabel II o Hospital. Sin olvidar la central, la que siempre se coloca en la plaza del Concello, elaborada por los cofrades, y que es donde culmina el paso.

Noé Parga |
Estos hermosos tapices también se volvieron a ver ayer no muy lejos de allí, en San Vicente de Oubiña y en parroquias de las comarcas de O Salnés y el Ullán, aunque algunas ya las hicieron en días pasados.
También se ha cumplido la tradición de que los niños que este año han hecho la Comunión, acompañen al Santísimo Sacramento y algunos de ellos incluso participan en la creación de las vistosas alfombras.
Con todo, en general, los involucrados reconocen que la tradición vivió tiempos mejores, en los que sobraban las manos para dar vida a un símbolo que, al final, ha ido más allá de la tradición religiosa, aunque sea su principal razón de ser.
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